A fecha de hoy, con la mirada de los medios de comunicación ortodoxos centrada en los conflictos políticos que se viven en Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Perú o Venezuela, ¿en qué medida pueden seguir influyendo las mafias en el devenir de esos países?
Dicho de otro modo, ¿qué intereses pueden tener los narcos en financiar a gobiernos o a opositores?
El periodista Ricardo Daher ha elaborado un interesante fresco de la situación actual, en el que entre otras cosas reseña lo siguiente:
El periodista Ricardo Daher ha elaborado un interesante fresco de la situación actual, en el que entre otras cosas reseña lo siguiente:
Con relación a Colombia, Daher recuerda que Salvatore Mancuso --uno de los principales capos de la droga y ex jefe de paramilitares-- en una entrevista concedida recientemente a un semanario ha cifrado los beneficios netos de las bandas en 7.000 millones de dólares anuales (el equivalante al 25% del valor de las exportaciones de Colombia en el 2007). ¿Qué hacen con tanto dinero? He aquí un ejemplo: Hay 64 congresistas sometidos a investigación por vínculos con los paramilitares y la delincuencia, 32 de los cuales han pasado por la cárcel o siguen entre rejas; además, entre esos vendidos abundan los uribistas. Mientras tanto, en Occidente, se difunden guiones para películas de serie B.
Un poco más al norte, en México, el Gobierno calcula que en el 2007 los carteles movieron unos 10.000 millones anuales; cifra abultada pero irreal --o acaso interesada-- si se tiene en cuenta que organismos internacionales (Naciones Unidas entre ellos) estiman que las bandas mexicanas obtienen ingresos anuales que multiplican por siete aquella cantidad. El 30% de ese dinero es invertido en mantener infraestructuras mafiosas y en comprar a funcionarios y políticos. Por ejemplo: 16 jefes policiales acaban de ser emplazados por la Procuraduría (fiscalía) porque sus nombres figuran en una lista de los narcos en la que figuran responsables públicos a sueldo.
Y en el extremo sur del continente, en Argentina, el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, ha advertido que "el país se ha convertido en uno de los principales exportadores de éxtasis y otras drogas sintéticas". Argentina es un gran productor farmacéutico, por lo que es fácil disimular importaciones de efedrina para la elaboración de pastillas, según ha reconocido el organismo gubernamental de Aduanas. El rector de la Asociación Antidrogas de Argentina, Claudio Izaguirre, ha precisado que "el país dejó de ser una geografía de tránsito del narcotráfico para ser también productor y exportador. En los últimos años, muchas de las cocinas de drogas que se encontraban en Bolivia, se mudaron a Buenos Aires y sus alrededores".
Merece la pena dedicar 4 minutos a leer el reportaje de Daher, “Droga y capitales: El creciente poder del narcotráfico en Latinoamérica”, difundido por Adital.
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