XL Semanal, revista dominical que se distribuye con distintos periódicos españoles --no sólo con los de Grupo Vocento--, publica este fin de semana un reportaje dedicado a los supuestos efectos que tienen las radiaciones de los móviles y varios electrodomésticos (por ejemplo, los microondas).
El instructivo texto se titula "¿Nos están enfermando las ondas?"
El instructivo texto se titula "¿Nos están enfermando las ondas?"
Lo cierto --¡desde un punto de vista científico, que no mediático!-- es que no hay ninguna prueba que apoye esa tesis, ni está justificado adoptar medidas preventivas como las que apunta el reportaje, algunas de las cuales son propuestas por una entidad denominada Fundación para la Salud Geoambiental, que está empeñada en fomentar el miedo y, de paso, la venta de productos milagro que protegen de radiaciones asesinas...
En el Reino de España la ciencia sigue estando peor vista que la fe... ¡La religión de los anti-ondas vende tanto o más que las virgencitas que lo curan todo!...
En las Españas --¡que siguen atadas a una unidad de destino en lo universal!-- se arbitran grandes campañas y se destinan miles de millones de euros a subvencionar la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i), pero con tanta o mayor fuerza y medios se siguen fomentando y protegiendo la religiosidad, la convicción, incluso se promociona tener huevos... Creer se premia y saber se castiga.
Todo eso y más forma parte de un paisaje: el de la miseria intelectual. Asunto este que es complejo y del que, lógicamente, está mal visto hablar o escribir.
¡Que fácil es ser feliz en las Españas!... Basta con cerrar los ojos.
..
MÁS, en MAGONIA
En las Españas --¡que siguen atadas a una unidad de destino en lo universal!-- se arbitran grandes campañas y se destinan miles de millones de euros a subvencionar la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i), pero con tanta o mayor fuerza y medios se siguen fomentando y protegiendo la religiosidad, la convicción, incluso se promociona tener huevos... Creer se premia y saber se castiga.
Todo eso y más forma parte de un paisaje: el de la miseria intelectual. Asunto este que es complejo y del que, lógicamente, está mal visto hablar o escribir.
¡Que fácil es ser feliz en las Españas!... Basta con cerrar los ojos.
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