Hay prueba documental de que durante la Baja Edad Media ya había quienes participaban en una competición similar al actual fútbol en Inglaterra; concretamente, en Derby, ciudad que ostenta el honor de ser la cuna del que hoy es el deporte rey en Europa.
El balompié era un juego viril, como tiene que ser, a modo de exaltación de los valores guerreros del macho del homo sapiens. Es más, tras una batalla había practicantes del fútbol que utilizaban cabezas de los combatientes derrotados para celebrar la victoria (de esto también hay pruebas documentales).
La práctica de ese noble y tradicional deporte alcanzó tal grado de violencia que el rey Eduardo II de Inglaterra y Señor de Irlanda, seguramente afeminado o cobarde por naturaleza, decidió prohibirlo alegando que los partidos entre equipos de distintas localidades o comarcas casi siempre concluían con algún muerto y varios heridos graves.
La práctica de ese noble y tradicional deporte alcanzó tal grado de violencia que el rey Eduardo II de Inglaterra y Señor de Irlanda, seguramente afeminado o cobarde por naturaleza, decidió prohibirlo alegando que los partidos entre equipos de distintas localidades o comarcas casi siempre concluían con algún muerto y varios heridos graves.
Ese fútbol primitivo dio también origen al fútbol gaélico (o celta) y al rugby. En todo caso, según documento del siglo XV, «los jugadores se rompen el cuello, otras veces un brazo o los dos y es frecuente verlos sangrar por las narices. Casi siempre todos terminan heridos».
Tan noble y tradicional deporte mereció incluso la reprobación de algunos sacerdotes, que con toda probabilidad llevados por la absurda mística de la paz entre los hombres instruían a los fieles y rezaban: «Señor, aleja de nosotros ese juego que atenta contra la virtud divina y el espíritu de bien. El fútbol, Señor, es una contienda sangrienta en vez de un juego» (siglo XVI).
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Carlos II de Inglaterra
mató el fútbol tradicional
Tan noble y tradicional deporte mereció incluso la reprobación de algunos sacerdotes, que con toda probabilidad llevados por la absurda mística de la paz entre los hombres instruían a los fieles y rezaban: «Señor, aleja de nosotros ese juego que atenta contra la virtud divina y el espíritu de bien. El fútbol, Señor, es una contienda sangrienta en vez de un juego» (siglo XVI).
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Partido de balompié en la Inglaterra medieval |
mató el fútbol tradicional
La prohibición de la Corona se prolongó hasta finales del siglo XVII, durante el reinado de Carlos II de Inglaterra y Escocia, que en 1681 levantó el veto real, pero lo cierto es que con ese monarca el fútbol empezó su declive al ser implantado un reglamento que redujo drásticamente el uso de la natural violencia de los machos de la especie humana.
Si durante varias generaciones hubieran triunfado las tesis que hoy esgrimen los partidarios del Toro de la Vega, hoy podríamos seguir disfrutando del auténtico, noble y tradicional deporte del balompié, ¡el de verdad, el de la Edad Media!
Lamentablemente, los amantes de las tradiciones han sido privados de ese disfrute en pro de la cantinela de la civilización... ¡es una pena!, ¿verdad?
Sin embargo, en España hemos tenido la fortuna de que sucesivos gobiernos, así como el Ayuntamiento de Tordesillas, han comprendido el alto valor que tiene la violencia de nuestras tradiciones patrias.
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«Siente dolor, pero no sufre» (¿?)
El noble y tradicional Torneo de la Vega no permite aludir a eso de la civilización y el progreso porque las víctimas no son humanas... En esa villa el homo sapiens ha alcanzado su esplendor moral y sólo maltrata y tortura hasta la muerte a un animal irracional, un toro que «siente dolor, pero no sufre», como muy bien ha puntualizado don José Antonio González Poncela, ilustrísimo alcalde de Tordesillas, que además es miembro del PSOE, formación a la que nadie en su sano juicio puede negar la calidad de progresista... ¡!
El noble y tradicional Torneo de la Vega no permite aludir a eso de la civilización y el progreso porque las víctimas no son humanas... En esa villa el homo sapiens ha alcanzado su esplendor moral y sólo maltrata y tortura hasta la muerte a un animal irracional, un toro que «siente dolor, pero no sufre», como muy bien ha puntualizado don José Antonio González Poncela, ilustrísimo alcalde de Tordesillas, que además es miembro del PSOE, formación a la que nadie en su sano juicio puede negar la calidad de progresista... ¡!
Hoy, una vez más y en lo tocante a respetar las tradiciones, España ha demostrado su superioridad moral frente a las renuncias de los demás países de la Unión Europea, cuyos gobernantes ceden una y otra vez ante la presión de quienes promueven la falacia de que la violencia gratuita siempre es condenable, ¡incluso cuando la víctima «siente dolor, pero no sufre» (¿?)
¡Viva Paña!
CON ANTERIORIDAD:
"Toro de la Vega: Una diputada apela al derecho a decidir... ¡de los ciudadanos de Tordesillas!"
NOTA: El Torneo del Toro de la Vega es ajeno a la Tauromaquia.
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INFORMACIÓN relacionada:
Sin ánimo de restar gravedad al bárbaro festejo de Tordesillas: En España, cada año son maltratados y/o torturados en torno a 60.000 animales en festejos populares y los legisladores (diputados) miran para otro lado; peor aún, hay algunos/as que lo justifican y aplauden.
A esas 60.000 acciones de carácter colectivo hay que añadir las "diversiones privadas"; pulse y vea imágenes que no precisan comentario.
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CON ANTERIORIDAD:
"Toro de la Vega: Una diputada apela al derecho a decidir... ¡de los ciudadanos de Tordesillas!"
NOTA: El Torneo del Toro de la Vega es ajeno a la Tauromaquia.
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A esas 60.000 acciones de carácter colectivo hay que añadir las "diversiones privadas"; pulse y vea imágenes que no precisan comentario.
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Imagen que refleja el heroísmo de los valientes defensores de las tradiciones medievales de la amada patria |
El Estado tiene un gobierno trabajando duro para conseguir que "marca España" equivalga a "marca barbarie". Permitiendo la tortura en público, con la consideración de diversión y espectáculo, de mamíferos superiores, tan sufrientes y dolientes como cualquier humano; promoviéndola incluso como "de interés cultural" (!), divulgando la autodenominada "fiesta nacional" en noticiarios y retransmisiones.
ResponderEliminarZafiedad, atraso, pardillismo, atavismos cerriles son elevados a la categoría de lo excelso por una banda de irresponsables que obligan a muchos ciudadanos, infinitamente más evolucionados que ellos, a TRAGAR la barbarie, a estar informados de ella y de su extensión en este lamentable Estado si, simplemente, conectan la TV pública.