La cada vez más curiosa organización Reporteros sin Fronteras (RSF) ¡denuncia! que las autoridades chinas castigarán a los periodistas que difundan noticias falsas.
Nadie medianamente sensato niega que el Gobierno chino --como otros muchos-- incurre en discrecionalidades injustificables; pero dicho esto, lo de RSF es patético. En China hay decenas de cuestiones criticables, pero entre ellas no puede figurar la decisión gubernamental de poner coto a los periodistas sin vergüenza.
¿Por qué RSF se pierde en los jardines de la geopolítica?
Muy probablemente, el siguiente paso será defender la prensa rosa, reclamar el marchamo de interés público para los programas de TV que destapan los hábitos sexuales del prójimo, ¡y el derecho de los periodistas a la ficción!... Por favor, ¡Basta de corporativismo barato!
Nadie medianamente sensato niega que el Gobierno chino --como otros muchos-- incurre en discrecionalidades injustificables; pero dicho esto, lo de RSF es patético. En China hay decenas de cuestiones criticables, pero entre ellas no puede figurar la decisión gubernamental de poner coto a los periodistas sin vergüenza.
¿Por qué RSF se pierde en los jardines de la geopolítica?
Muy probablemente, el siguiente paso será defender la prensa rosa, reclamar el marchamo de interés público para los programas de TV que destapan los hábitos sexuales del prójimo, ¡y el derecho de los periodistas a la ficción!... Por favor, ¡Basta de corporativismo barato!
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