16 diciembre 2008

El catolicismo se apropió de los festejos de la luz y del tiempo nuevo

Próximos los festejos de Navidad, Año Nuevo y Reyes, conviene recordar que los primeros seguidores de Cristo --todos ellos creyentes heterodoxos de fe judaica-- solo celebraban dos fiestas religiosas: la legendaria resurrección de Jesús de Nazaret y el Pentecostés. Así fue hasta el siglo III, cuando los sacerdotes cristianos (la curia) de las localidades euro-asiáticas donde el "nuevo judaísmo" tenía presencia empezaron a establecer conmemoraciones para sustituir [a la vez que apropiarse de] las fiestas tradicionales y aprovechar sus elevadas "audiencias"...
Poco a poco y en numerosas ocasiones amparados por la autoridad civil, máxime tras la decisión de Constantino I el Grande de convertir el cristianismo en la religión católica oficial, lo que  provocó que la curia adaptara e impusiera una serie de ritos, celebraciones, dogmas y valores, todos copiados de costumbres y creencias preexistentes.
Para redondear, fueron destruidos o satanizados todos los escritos referidos a Jesús de Nazaret que dañaran la credibilidad de la Verdad de la pujante Iglesia Católica [ver, escritos o evangelios apócrifos].
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Icono conmemorativo del Concilio de Nicea del año 325
La curia 
plagió casi todo
de casi todos

Pues bien, ya que se acerca la Navidad conviene recordar que esta convocatoria empezó a celebrarse cuatro siglos después de morir Jesús, persona de la que no hay pruebas irrefutables de que realmente existiera y mucho menos de que su vida y acciones fueran como describen los evangelios autorizados.
Además, el natalicio de Jesús se empezó a celebrar oficialmente en el siglo IV sin que se hubiera alcanzado unanimidad en la fecha, si bien la mayoría de las colectividades cristianas optaron por conmemorar el natalicio entre el 20 y el 25 de diciembre o el 6 de enero.
Las autoridades de Roma, no la curia, impusieron el día 25, en tanto que el Imperio Romano de Oriente apostó por enero.
Tanto el 25 de diciembre como el 6 de enero coinciden con distintas celebraciones paganas que se celebraban por esas fechas.
En Roma fue una adaptación de la fiesta que se celebraba en la ciudad para conmemorar el triunfo del dios sol, pues en esos días del año las horas diurnas empiezan prolongarse; en tanto que la fecha de enero adoptada en Oriente (desde Grecia hasta Mesopotamia) tiene raíces helenísticas que a su vez son de origen egipcio.
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[En el antiguo Egipto los primeros días de la época del año que actualmente conocemos como enero estaban dedicados a la resurrección de Osiris, nacido  de Isis, que tambiém fue fecundada y alumbró sin perder la virginidad.
Resurrección, virginidad... ¿simples casualidades?]
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Valores, normas y
ritos preexistentes

Existen pruebas históricas --es decir, documentadas-- de que siglos antes de que la curia romana inventara la leyenda de los Reyes Magos, en distintas urbes de Oriente Próximo durante la noche del 2 al 3, del 3 al 4 o del 5 al 6 de enero --¡tanto da!-- se festejaba el nacimiento de Eón (o Aión), dios de la prosperidad en la cultura helenística
En Alejandría, por ejemplo, se organizaba una procesión cuyos integrantes portaban antorchas y desfilaban hasta el templo de Korion, marcha en la que los participantes entonaban una letanía cuya letra dice: «La virgen ha dado a luz,/ la luz aumenta,/ la Virgen ha dado a la luz a Eón».
Ese rito, creencia y mito y sus mensajes --amén de otros desarrollados en distintas regiones y países con similares contenidos-- fueron adoptados por los habitantes de los mundos heleno y romano; es decir, acabaron haciéndolo suyo casi todos los pueblos, desde Mesopotamia hasta el finisterre ibérico. 
Todo ello sin olvidar los festejos paganos de raíz agraria vinculados al solsticio de invierno que se celebraban en toda Europa durante la segunda quincena de lo que luego fue el mes de diciembre.
Hoy, los cristianos ortodoxos [cuyo culto se expandió por los territorios del antiguo Imperio Romano de Oriente] celebran el nacimiento de Jesús el 6 de enero; mientras que en el occidente europeo y en América, donde imperan el catolicismo y la Reforma se celebra el 25 de diciembre, tal como ordenaron las autoridades imperiales romanas.
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Los sabios fueron relegados a magos y puestos de rodillas

Mucho después, el obispo de Roma, para competir, demostrar autoridad y diferenciarse de sus hermanos ortodoxos de Constantinopla [luego Bizancio y hoy Estambul], se inventó la Epifanía para conmemorar otro hecho legendario: varios sabios --más adelante relegados a magos-- llegados de distintas geografías rindieron pleitesía a un salvador desconocido y recién nacido; episodio legendario de cuya celebración cabe destacar dos curiosidades:
* Primera, hoy los llamados Reyes Magos del catolicismo son tres, pero en tiempos anteriores fueron cuatro, seis e incluso doce, y
* Segunda, el rey negro, Baltasar, fue introducido en el rito hace apenas cuatro siglos: cosas de la mercadotecnia, a fin de  favorecer la evangelización de países con mayoría de personas de piel negra.
En todo caso y al margen de las instrumentalizaciones y falacias de las iglesias católica, anglicana y luteranas construidas sobre la base del cristianismo, sean bienvenidas las celebraciones de la luz y del tiempo nuevo: las del solsticio de invierno o de año nuevo, pues son ritos arraigados en la historia ...y no solo en la de Europa y el Próximo Oriente. 
Bienvenidas sean porque hoy a la postre ya son fruto de la tradición judeo-cristiana sobre cuyos valores se ha construido Europa durante siglos. Y sobre todo, sean bienvenidos los festejos porque nunca sobran los buenos deseos.

ALGUNOS LIBROS que coviene leer para conocer un poco mejor los albores del cristianismo y el grado de perversión de la curia católica: "Los pésimos ejemplos de dios", "Prisciliano y el priscilianismo", "¿Dónde está Dios?", "Por qué no podemos ser cristianos y menos aún católicos" y "El secreto siempre es el amor, una lección de cristianismo".

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