29 diciembre 2014

El emperador Constantino financió el concilio fundacional de la Iglesia Católica, en Nicea

El conclave del año 325 creó el dogma de la Trinidad
 y sentó las bases de los ritos y festejos católicos 

El espíritu navideño y las semanas santas invitan a recordar que el catolicismo se apropió de los festejos de la luz y del tiempo nuevo, adornándolos con un rosario de dogmas para formar su "base ideológica" y su moral, que unidas a una serie de ritos y normas --entre las que destacan las prohibiciones-- condicionan la vida privada de los creyentes [no hay dominio más duradero que el que se consigue mediante la implantación de verdades irrefutables].
La Navidad es el momento más dulce para recordar brevemente el acto fundacional del catolicismo:
La primera piedra del sistema católico de valores fue colocada por los aproximadamente trescientos emisarios de distintas comunidades judeo-cristianas que participaron en el concilio de Nicea [la actual Iznik, Turquía, ver mapa], celebrado en el 325.

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Tres siglos después...

El heterodoxo judío conocido como Jesús de Nazaret había fallecido tres siglos antes del evento, sus cuatro biografías oficiales --los Evangelios-- habían sido escritas de oídas, pues sus autores ni siquiera habían conocido al profeta y sin embargo, la mayoría de los emisarios de las comunidades cristianas que acudieron a la cita de Nicea evitaron debatir sobre los hechos para centrarse en construir dogmas y, en consecuencia, condenar a quienes planteaban dudas o aspiraban a interpretar desde un punto de vista humano (racional) la personalidad, la vida y los mensajes del profeta que según la "tradición oficial" ni siquiera nació en Nazaret, sino en Belén.
Las entonces incipientes élites (luego curias) que ya controlaban casi todas las comunidades cristianas existentes en varias regiones [desde Armenia hasta el centro del Imperio, Roma, sobre todo las más influyentes y numerosas, en los países de la ribera oriental del Mediterráneo] hicieron piña para, en resumen, crear y defender dogmas que uniformaran la fe y cumplieran los deseos del anfitrión del cónclave, Constantino I el Grande: hacer del cristianismo una doctrina moral que sirviera para normativizar la vida social y cohesionar a los pueblos sometidos al poder imperial.
Constantino I, que había reunificado el Imperio Romano tras derrotar a Licinio [ver anexo], era consciente de la pujanza del cristianismo y de sus atractivos, prueba de ello es que en el 313 emitió el edicto de Mediolanum (Milán), derogando las órdenes de reprimir las creencias que eran ajenas o que cuestionaban la hasta entonces única, panteísta y ecléctica religión oficial de Roma.

Mediolanum, consentimiento; Nicea, institucionalización

La libertad de culto benefició la labor de proselitismo de las comunidades cristianas más activas y consolidadas: las de la vieja Canaán [las actuales Israel y Palestina] y las existentes en tierras de los actuales Egipto, Grecia, Líbano, Siria, Turquía, gran parte de Italia más las ubicadas en la mitad occidental de la región del Cáucaso.
Los objetivos fundamentales del cónclave eran establecer la concordia en el movimiento judeo-cristiano para poner coto a los enfrentamientos, coordinar sus acciones, confeccionar una semblanza oficial de Jesucristo y lanzar mensajes que por lo menos no fueran contradictorios.


Esos eran los principales objetivos de los emisarios que crearon la doctrina y los valores morales (ideología) que todavía hoy mantienen unidos a los católicos, romanos o vaticanistas y que desde entonces han facilitado la propagación de su fe; no en vano ya entonces los líderes religiosos, políticos, bélicos o civiles sabían que sin prosélitos no hay paraíso creíble.
Los historiadores oficiales --todos acientíficos y dogmáticos-- de la Iglesia de Roma (el catolicismo) insisten en la tesis de que en el siglo IV el único enemigo que ponía en peligro la unidad e implantación del cristianismo era el arrianismo; heterodoxia, por cierto, cuya tesis sobre la persona del Nazareno es más racional (o menos irracional) que la creada al amparo del dogma y leyenda de la santísima trinidad, mito todavía vigente que en Nicea fue defendido por el obispo Alejandro y su adjunto, Atanasio, ambos pertenecientes a la comunidad helena de Alejandría (Egipto).
La versión católica del judeo-cristianismo que se impuso en Nicea supuso romper definitivamente con lo esencial de la heterodoxia judaica que defendía el profeta rebelde de Nazaret, entre otras cosas porque los trinitarios prescindieron de varios hechos capitales: Jesucristo no creó una cosmovisión uniforme y cerrada, tampoco una doctrina detallada con valores morales inequívocos; el profeta que no nació en Belén cuestionó prácticas y criterios del judaísmo clásico y por lo poco que se sabe, también arremetió contra algunos valores morales impuestos desde la metrópoli romana que habían sido aceptados por la cúpula judía; por ende, no hay constancia alguna de que Jesucristo se otorgara la calidad de dios ni de hijo de dios.
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[Las alusiones que hizo el nazareno a "el padre" o a "mi padre" —según refieren los cuatro evangelistas— eran expresiones habituales entre sus coetáneos judíos para referirse a dios o Yahvé. Salvo en lo tocante a varios datos puntuales --¡pocos!-- dar por cierto todo cuanto dicen los evangelistas solo es posible mediante la fe, no en vano los cuatro biógrafos oficiales de Jesús se limitaron a contar relatos, verdades y creencias transmitidas oralmente carentes en su mayoría  de valor histórico]
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Aunque después de Nicea la curia impuso celebraciones y ritos basados en parte en las festividades romanas --incluidas algunas sin base religiosa--, los participantes en el concilio de Nicea que sentaron las bases del catolicismo procedían mayoritariamente de países del Mediterráneo oriental y adaptaron tradiciones del Oriente Próximo, incluidas egipcias, mesopotámicas y también criterios de raíz mazdeísta.
Por cierto, el que entonces (¿o posteriormente?) fue denominado obispo de Roma o Papa, Silvestre I, no acudió a la cita organizada y costeada por Constantino I en tierras de la actual Turquía debido a su avanzada edad y precaria salud, según las fuentes oficiales, a las que otras fuentes matizan añadiendo que Silvestre evitó viajar a Nicea porque no estaba de acuerdo con el protagonismo ni las interferencias del emperador.
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DE INTERÉS:
«La cruzada de la sábana santa», por Luis Alfonso Gámez (Magonia).

1 comentario:

  1. Dos preguntas a la IPUC; y a cualquier unicitario.

    En las siguientes citas bíblicas:

    ¿Pueden ustedes “VER” los tres de forma concomitante, (uno tras otro)?
    ¿Porqué niegan ustedes la trinidad del Dios único, si el Profeta Isaías y los apóstoles la conocían perfectamente?

    /// LOS TRES CON CARACTERES TANGIBLES EN LA DEIDAD; POR EL PROFETA ISAIAS ///
    (en el antiguo testamento)/

    Isaías 48:16: Acercaos a mí, oíd esto: desde EL principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba “YO” (el Verbo); y ahora me envió “JEHOVA” el Señor (el Padre), Y su “ESPIRITU” (el Espiritu Santo).

    /// LOS TRES CON CARACTERES TANGIBLES EN LA DEIDAD; POR LOS APOSTOLES ///
    (en el nuevo testamento)

    1 Pedro 1:2. -Elegidos según la presciencia de “DIOS PADRE” en santificación del “ESPIRITU” (el Espiritu Santo), para obedecer y ser rociados con la sangre de “JESUCRISTO” (el Verbo de Dios).-

    Romanos 15:16. -para ser ministro de “JESUCRISTO” (el Verbo) a los gentiles, ministrando el evangelio de “DIOS” (el Padre), para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el “ESPÍRITU SANTO”..

    Judas 1:20-21. -Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el “ESPIRITU SANTO”, conservaos en el amor de “DIOS” (el Padre), esperando la misericordia de nuestro Señor “JESUCRISTO” (el Verbo) para vida eterna.

    2 Corintios 13:14. -La gracia del Señor “JESUCRISTO” (el Verbo), el amor de “DIOS” (el Padre), y la comunión del “ESPIRITU SANTO” “sean” (plural) con todos vosotros. Amén.-
    (Fíjese que: (sean está en plural, en vez de sea para singular) está connotando la inter-relación entre tres y la co-relación de los tres en gracia, amor y comunión para con nosotros.)

    Hechos 10:38: cómo “DIOS” (el Padre) ungió con el “ESPÍRITU SANTO” y con poder a “JESUS” de Nazaret (el Verbo), y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque “DIOS” (el Padre) estaba con “él” (el Verbo).-

    Romanos 15:30. -Pero os ruego, hermanos, por nuestro “SEÑOR JESUCRISTO” (el Verbo) y por el amor del “ESPIRITU” (el Espíritu Santo), que me ayudéis orando por mi a “DIOS” (el Padre).-

    Hechos 5:31-32. – A “ESTE” (Jesús el Verbo), “DIOS” (el Padre) ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Y nosotros somos TESTIGOS suyos de estas cosas, y también el “ESPIRITU SANTO” “el cual” (pronombre para persona) ha dado “DIOS” (el Padre) a los que le obedecen.-

    REPITO:

    ¿Pueden ustedes “VER” los tres de forma concomitante, (uno tras otro)?
    ¿Porqué niegan ustedes la trinidad del Dios único, si el Profeta Isaías y los apóstoles la conocían perfectamente?.


    SEGUIR INSISTIENDO EN EL UNICITARISMO, ES SIMPLEMENTE QUE LA PERSONA NO ES DE DIOS. Y PUNTO.

    ¡¡¡ A DIOS SEA TODA LA GLORIA !!!

    POSDATA:

    Y recuerden, que asi como ustedes dicen que la palabra “TRINIDAD” no aparece en la biblia,
    Asi también, la palabra “UNICIDAD, UNICITARIO O UNICITARISMO”, tampoco existe en la biblia.

    ¡¡¡ A DIOS SEA TODA LA GLORIA !!!

    *******

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