03 diciembre 2006

Otegi pierde gas y ETA, como siempre, agoniza

En el mal llamado proceso de paz (¿acaso hay guerra?), los implicados en un hipotético diálogo están cada vez más nerviosos --tienen motivos para estarlo-- y a punto de perder el norte.
De entrada, la dirección de ETA sigue en manos de un sector cuya descripción cabe resumir con dos palabras: los desconfiados; amén de los calificativos que cada cual quiera poner para desahogarse...
Pero, por favor, convendría evitar los desahogos, pues sobran las vísceras y urgen los razonamientos.
Aturdido por la descofianza y la sordera de ETA [¡pocas cosas hay más difíciles que dialogar con un sordo!], el Gobierno español ha tardado demasiado tiempo en darse cuenta de que se equivocó al confiar en que el PP cambiaría de actitud y colaboraría en la búsqueda del fin del conflicto.
Ante el empeño del PP en sacar tajada política y electoral del asunto, el gabinete de Rodríguez Zapatero ha optado por esperar, pero ya no espera al PP, sino que espera lo que a estas alturas parece un milagro, que Batasuna convenza a sus amigos etarras de que el movimiento vasco de liberación [¡así lo enunció Aznar!] es el primer interesado en tocar tierra.
Lástima que la inteligencia política de ETA sea escasa.
Viñeta de J·R·Mora
Mientras tanto, el PNV y el Gobierno vasco (los peneuvistas siguen sin discernir entre partido e institución) acusan el error de haber cedido la iniciativa al PSOE y al Gobierno central.
Batasuna, condenada a lidiar diariamente con el Partido Comunista de las Tierras Vascas (propietario de las actas de los diputados autonómicos teóricamente aberzales), paga los excesos mediáticos de Otegi y de sus compañeros, que --¡ingenuos!-- daban por hecho que serían capaces de marcar el ritmo a ETA.
A la postre, Batasuna es ninguneada por ETA y pierde utilidad para los gobiernos central y vasco.
¿Y el PSE-PSOE? Curiosamente, Patxi López es uno de los pocos implicados que cumple el papel que tenía reservado en el guión: ejercer de puente y ser discreto.
En definitiva y resumiendo el escenario:
1. Batasuna, ninguneada por ETA, ha perdido la mayoría de sus bazas, razón por la que un sector de los abertzales ha reverdecido la kale borroka;
2. El PP sigue utilizando a ETA para alimentar el nacionalismo español y, de paso, asegurarse unos millones de votos;
3. El PNV-Gobierno vasco sigue descolocado;
4. El Gobierno central está entre dos fuegos;
5. Y ETA sigue agonizando, que es su estado natural desde hace ya un par de decenios.
Salvo el sector buenista del PSOE y los aberzales ingenuos que confían en ser capaces de convencer a ETA de que se reforme, el resto de los agentes implicados opinan que los etarras siguen sin tocar tierra y difícilmente renunciarán a las armas a cambio de nada.
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