«Que los medios de comunicación alteran la realidad, introduciendo a su conveniencia tergiversaciones más o menos gruesas que dificultan o impiden una cabal comprensión de los acontecimientos, no parece asunto que admita demasiada controversia».
En total, Juan Manuel de Prada --autor del párrafo entrecomillado-- ha utilizado treinta y cuatro palabras para enunciar esta opinión: Los medios alteran la realidad para impedir el conocimiento y comprensión de la realidad; lo que se resume con tres palabras: Los medios mienten.
El ejercicio literario que hace De Prada tiene mayor autoridad moral y sobre todo literaria si se tiene en cuenta que emplea 671 palabras para cuestionar la teoría de la evolución a fin de defender el creacionismo [tesis de origen católico-medieval que organizaciones religiosas norteamericanas de corte luterano también promocionan con notable éxito comercial e ideológico para, a la postre, recoger suculentos réditos electorales y, en consecuencia, sociales, políticos y sobre todos ellos, económicos].
Es legítimo que De Prada cuestione el método científico; pero resulta difícilmente comprensible que ese objetivo ¿intelectual? requiera tanto adorno literario. Y también es difícil de entender que para defender esa u otras tesis religiosas sea preciso generalizar con tanta alegría: «Los medios de comunicación alteran la realidad». ¿Todos?
Más sencillo: ¿Todos cuantos trabajan en o para medios de comunicación mienten?; luego, ¿De Prada también?
Más sencillo: ¿Todos cuantos trabajan en o para medios de comunicación mienten?; luego, ¿De Prada también?
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Anteponer la fe al conocimiento
Pero vayamos al grano:
De Prada insinúa que los misterios de la naturaleza y del universo, así como el desconocimiento humano de numerosos aspectos demostrarían que existe un ser superior, Dios.
Pero vayamos al grano:
De Prada insinúa que los misterios de la naturaleza y del universo, así como el desconocimiento humano de numerosos aspectos demostrarían que existe un ser superior, Dios.
Planteamiento radicalmente distinto es el de quienes trabajan para conocer y saber, pues ningún científico ha llegado al extremo de aseverar --como muy hábilmente argumenta De Prada-- que la teoría de la evolución explique todo. No en vano, la aportación de Darwin es fruto de una serie de obervaciones y estudios que, a su vez, abrieron la puerta a nuevas investigaciones. Porque el proceso de aprender no es un acto puntual. La revelación es facultad exclusiva de las religiones y de sus sectas.
Es legítimo que De Prada anteponga el acto de creer al estudio y la investigación. Lo que no parece legítimo es que retuerza conceptos y denigre a todos los medios y a profesionales para endiosar su opinión.
Hay cosas que sí están perfectamente probadas.
¿Por ejemplo? Pues, sin ir más lejos, está probado que el catolicismo esta empeñado en propalar la falacia de que la convicción (creer) es un bien intelectual más valioso que el conocimiento (el saber).
¿Por ejemplo? Pues, sin ir más lejos, está probado que el catolicismo esta empeñado en propalar la falacia de que la convicción (creer) es un bien intelectual más valioso que el conocimiento (el saber).
Pasan los siglos y los científicos (Copérnico, Galileo, Darwin, Hawking...) siguen siendo satanizados. Menos satanizados hoy que hace uno, dos o cinco siglos, sin duda, pero satanizados al cabo.
Eso sí, ahora son satanizados con tolerancia académica, elegancia literaria y exquisita habilidad argumental.
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Eso sí, ahora son satanizados con tolerancia académica, elegancia literaria y exquisita habilidad argumental.
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TEXTOS relacionados:
"La ciencia frente a las creencias religiosas", por José Antonio Aguilera Mochón, en Círculo Escéptipo, y
La felicitación de siempre y el agradecimiento por el comentario de Jorge Julio López, el primer desaparecido de la democracia. Juan Pablo Peralta
ResponderEliminarwww.portaldelperiodista.blogspot.com
Gracias a ti y a los que trabajáis para dignificar esta profesión y que, para colmo, lo hacéis sin olvidar que antes que periodistas somos seres humanos.
ResponderEliminarUn saludo.
Juan Pablo Peralta y Félix Soria dignifican la profesión periodística. Me alegre leer estos comentarios.
ResponderEliminarMartín,
ResponderEliminarGracias.
Solo un pero, relativo, hay decenas de periodistas --y miles de civiles no profesionales de la información, lo que se han dado en llamar periodismo ciudadano-- que dignifican la tarea de informar. Tu eres un excelente ejemplo, mejor que el de mi persona.
Un abrazo.
De verdad que me he quedado alucinada leyendo esta información.
ResponderEliminarYo también me sumo a la felicitación para ambos.
Y sobre Prada ganas me entran de contar una anécdota pero por respeto al mantenedor de este blog no digo nada.
Bravisimo, Félix
M
A EntreNómadas:
ResponderEliminarTe ruego que no te "cortes", escribe lo que consideres oportuno y lo que destilen tu criterio y tu personalidad --que no son para nada sospechosas de egoísmo ni de intolerancia--; ya decidirá el administrador de ImP si es publicable... Al fin y al cabo la posible responsabilidad civil de lo que escribas es mía y ya sabes que no estoy dispuesto a renunciar a la ningún ápice de la libertad de expresión.
Un abrazo y no seas "tímida", no cuadra con tu sinceridad intelectual, ni con tu buen criterio merece que lo sometas a miedos que nos han sido impuestos.
Enhorabuena por este artículo tan acertado, Felix. Me gustaría preguntarle al señor De Prada para que ha puesto el Supremo Creador las muelas "del juicio" o el apéndice en el ser humano. O porque aparecen restos de patas en ciertos cetaceos.
ResponderEliminarÉstos son órganos vestigiales, en su momento tuvieron una función definida(las muelas del juicio eran para triturar tallos de plantas y el apendice era para digerir la celulosa) aún no ha pasado el suficiente tiempo para que la evolución los haya eliminado pero quedan como recordatorio de nuestra procedencia. En la actualidad no creo que tengan mucha utilidad para un hombre con una alimentación tan refinada como la del señor De Prada.
Otro ejemplo de lo chapucero que fue el "diseñador" de nuestro cuerpo fue situar el nervio óptico de esa forma tan poco adecuada, lo que nos produce un punto ciego en la visión.
A Vicente, viniendo de ti --"redomado" escéptico-- la enhorabuena es doble.
ResponderEliminarConfío en que los De Prada, que no son pocos, lean el texto de Aguilera Mochón, u otros similares. Sin embargo, ya sabes que entre los creacionistas --y también entre los no creacionistas-- está muy extendido el defecto de leer o escuchar con la defensa levantada, más preocupados en buscar argumentos para afianzar sus prejuicios que en someter las convicciones propias a la confrontación y así extraer conclusiones.
Esa actitud previa, de rechazo, impide avances en muchos ámbitos del saber.
Un abrazo.