Insisto: El conseller de Interior de la Generalitat de Catalunya, Felip Puig, es basura política y, para colmo, los hechos demuestran que necesita tratamiento psico-político y urgente instrucción en Historia y Derecho. Su enajenación política es inquietante y para evitar males mayores convendría que el president Mas le ordenará un largo descanso. Aunque también cabe temer que Puig ha visto los hechos y los niega con la pretensión hollywoodiana de convencernos de que el recurso institucional a la violencia es ¡siempre! legítimo y legal.
Peor aún, Puig considera que el uso de la violencia por parte del Estado está justificada en situaciones en las que no hay violencia, como así ha ocurrido en Plaça de Catalunya, donde los antidisturbios, ¡siguiendo órdenes de Puig!, causaron daños físicos gratuitos con la clara intención política de reventar la libertad de reunión y expresión.
Peor aún, Puig considera que el uso de la violencia por parte del Estado está justificada en situaciones en las que no hay violencia, como así ha ocurrido en Plaça de Catalunya, donde los antidisturbios, ¡siguiendo órdenes de Puig!, causaron daños físicos gratuitos con la clara intención política de reventar la libertad de reunión y expresión.
No obstante, también cabe otra posibilidad: Felip Puig quiere instruir a la ciudadanía en el principio político medieval de que sin violencia nada se consigue... ni nada se conserva, tampoco el Poder.
Las declaraciones que ha hecho Felip Puig horas después, en frío, defendiendo los excesos policiales indican que es partidario de aplicar la violencia institucional por norma.
Puig sabe perfectamente que el Estado (la Generalitat es Estado) posee en exclusiva el derecho al uso de la violencia, pero también debería saber que una de las bases más sustanciales de los Estados democráticos de Derecho es que ese principio ha sido poco a poco "mejorado" (compensado) y hoy ni siquiera el Estado puede hacer uso indiscriminado y gratuito de la violencia, mucho menos en defensa de las prerrogativas supuestamente morales o éticas que se arrogan ciertos políticos; por ejemplo, Puig.
Puig sabe perfectamente que el Estado (la Generalitat es Estado) posee en exclusiva el derecho al uso de la violencia, pero también debería saber que una de las bases más sustanciales de los Estados democráticos de Derecho es que ese principio ha sido poco a poco "mejorado" (compensado) y hoy ni siquiera el Estado puede hacer uso indiscriminado y gratuito de la violencia, mucho menos en defensa de las prerrogativas supuestamente morales o éticas que se arrogan ciertos políticos; por ejemplo, Puig.
Insisto: Felip Puig es basura política y, lo que es peor para sus propios amigos, cómplices y correligionarios, Puig ha actuado como un incompetente, pues no ha querido (o no ha sabido) combatir una protesta pacífica con las abundantes herramientas que le proporciona el Estado de Derecho.
Si Puig no dimite ni es cesado, cabe inferir que el presidente de la Generalitat también es basura política.
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DE INTERÉS: "Felip Puig i el bat de beisbol", en DIARI DE L'ABSURD.
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DE INTERÉS: "Felip Puig i el bat de beisbol", en DIARI DE L'ABSURD.
Estaba muy contento el President hoy (ha ganado el Barça y el estaba en el palco de honor allá, con nuestro príncep).
ResponderEliminarY bueno, ya está todo bien. Se van a investigar ellos mismos a ver si han cometido excesos.
Ya lo que sea nos lo cuentan en 15 días y nos lo creemos. En las democracias avanzadas se hace así.
Tal y como dices, el Estado es la única organización humana que puede aplicar legítimamente la violencia, pero esa volencia ha de ser en todos los casos legítima per se, no veo mucha diferencia entre el Sr. Puig y Gadaffi, o entre el Sr. Puig y Mubarak, o entre el sr. Puig o Mas, el grado de la violencia aplicada, es decir, que te maten o no, no hace diferencia cuando la violencia es ilegítima, por eso me gustaría hacer una reflexión:
ResponderEliminarLos manifestantes no fueron desalojados, fueron torturados, lo que se ha cometido es un delito de tortura, ya que fueron golpeados cuando estaban ejerciendo un derecho, el derecho a manifestar, a reunirse, a expresar una opinión de manera pacífica.
Veamoslo de otro modo. Cuando a un delincuente lo arrestan y lo interrogan, él puede mantenerse callado, pero si la policía lo golpea para arrancarle una confesión, lo está torturando, es decir, lafuerza policial aplica el tercer grado (tortura) para que el delincuente renuncie a su derecho a callar.
En este caso, la policía, por orden de un ministro (es decir, empleado del pueblo) aplica la fuerza (golpea a mansalva, digamos) a un grupo de manifestantes pacíficos, que ni siquiera responden los golpes, para que renuncien a su derecho a manifestarse.
Y el otro problema es ¿Cómo el cuerpo policial hace caso de una orden ilegítima? Un policía jamás ha de obedecer una orden que está, claramente, fuera de la ley.
Pero así es esta nueva dictadura, la democracia, en la cual nuestro único derecho será seguir votando para elegir el títere que las multinacionales, los bancos y cierta potencia extranjera deseen.
Y ya no hay izquierda, ni hay derecha, solo hay presión internacional, mercados financieros y exigencias del FMI.
O haces caso, o también te muelen a fuerza de dejarte sin dinero.
Un abrazo.