El dictamen disgusta a quienes han convertido el juicio en espectáculo y arma política
..La mayoría de los medios de comunicación --hoy sólo cabe referirse a los audiovisuales, de los impresos mañana se verá-- siguen empeñados en reducir el oficio de informar a un negocio y en algunos casos consideran que la información es un instrumento para la confrontación, para acceder al poder y/o para chupar del mismo.
Minutos después de ser leída la sentencia por la masacre del 11-M, casi todas las emisoras de radio y TV, incluidas las públicas, insisten en ser altavoces de quienes leen los textos de la Justicia haciendo elucubraciones.
Casi todos los informadores parecen haber olvidado, acaso con la finalidad de ganar audiencia, que un tribunal está obligado a juzgar hechos y nada más que hechos.
Javier Gómez Bermúdez |
Los magistrados que han formado parte del tribunal merecen máximo respeto. Un reconocimiento del que se ha hecho especialmente merecedor Gómez Bermúdez --al que algunos informadores han criticado porque es antipático, ¡como si ser simpático y superficial fuera una virtud!
Los magistrados han dado una lección de respeto a los principios del Estado de Derecho, con sus virtudes y sus defectos y, sobre todo, han dado ejemplo de civismo --cosa que nunca sobra-- al lanzar un mensaje implícito que es fundamental para hacer posible la convivencia: Sólo Derecho.
Las tesis de que en política y en Derecho todo vale y de que el sentimiento está por encima de la razón carecen de racionalidad jurídica y conducen a la iniquidad.
Los magistrados han dado una lección de respeto a los principios del Estado de Derecho, con sus virtudes y sus defectos y, sobre todo, han dado ejemplo de civismo --cosa que nunca sobra-- al lanzar un mensaje implícito que es fundamental para hacer posible la convivencia: Sólo Derecho.
Las tesis de que en política y en Derecho todo vale y de que el sentimiento está por encima de la razón carecen de racionalidad jurídica y conducen a la iniquidad.
INFORMACIÓN puntual sobre la sentencia, en El país.
en este país en el que todos somos entrenadores de fútbol y árbitros, faltaría más, ¡también sabemos ser jueces!
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