19 octubre 2007

Maragall hace pública su ruptura con el PSC-PSOE

Pasqual Maragall, ex presidente de la Generalitat de Catalunya, ha reconocido públicamente --en círculos barceloneses ya era cosa sabida-- que rompió vínculos organizativos con el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC-PSOE) el pasado mes de junio, nada más abandonar la presidencia del PSC.
[Ver actualización al pie del post, que se refiere a una circunstancia posterior que, no obstante, no afecta y por tanto no altera el contenido de este texto] 
El medio a través del que ha difundido sus discrepancias con el socialismo de las Españas ha sido Catalunya Ràdio, y teniendo en cuenta que el maragallismo siempre cuidó muy mucho las formas, la identidad del medio tiene su significado.
Maragall felicita a Montilla en un acto público,
al que ahora ha criticado frontalmente y
sin compasión política
El distanciamiento Maragall-PSOE viene de lejos por razones cultural-identitarias, ideológicas, de clase, e incluso estéticas.
Discrepancias culturales e identitarias porque Maragall es antes catalán que militante de un partido; ideológicas porque Maragall es más social-cristiano (en su versión centroeuropea) que socialdemócrata; de clase porque Maragall (miembro de una familia y de círculos sociales pertenecientes a las clases media-alta y alta barcelonesas) siempre acusó dificultades para convivir políticamente con los sectores obrerista y marxista del PSC; y discrepancias estéticas (o de estilo) porque un señor, por muy culto y progresista que sea, siempre hay la posibilidad de que sea pez fuera del agua cuando se relaciona con las clases trabajadoras (asalariados, autónomos y profesionales proletarizados), entre los que el desclasado, por muy cultos que sean sus compañeros, rara vez se siente entre iguales.
En el Maragall socialista siempre fue perceptible la actitud del burgués progresista que hace un favor a los desfavorecidos... Seguro que a partir de ahora, liberado de ataduras éticas que constreñían su identidad y su personalidad políticas, será más feliz.
En todo caso, Maragall no ha engañado a nadiequienes llevan años engañándose son los dirigentes del PSC-PSOE que apuestan por ganar "espacios de poder social" fichando o aupando a socialistas estilo Boyer, por poner otro ejemplo de pez fuera del agua.
En el caso de Maragall, además, una de sus aspiraciones más sentidas era independizar más y más al PSC del PSOE; para lo que incluso mantenía una amplia agenda de relaciones con otras secciones españolas del partido y con formaciones socialdemócratas del resto de Europa. Esta actitud, en sí misma, no era problemática, ni siquiera antiestatutaria; el problema radicaba en que Maragall actuaba de forma personal y personalista, movido acaso --han apuntado desde el propio PSOE-- por la pulsión que empuja a numerosos progres catalanistas a justificarse como tales, como catalanes de verdad, lo que instintivamente les lleva a dejar siempre constancia expresa de que Catalunya es Catalunya, como si el resto del mundo no lo supiera.
Lo que carece de toda lógica --y acaso de justificación ética-- es la rajada que Maragall ha hecho a través de Catalaluya Ràdio para desprestigiar al actual presidente de la Generalitat, José Montilla y a Rodríguez Zapatero [ver información en 20Minutos].
En la escenificación de un adiós sobran los golpes bajos, máxime cuando la ruptura estaba cantada.
..
ACTUALIZACIÓN (20 octubre 2007):
Maragall ha comparecido hoy para informar de que hace tres meses le diagnosticaron que padece alzhemirer [debido a tan desgarradora noticia, estuve tentado de eliminar este post, en el que critico sin paliativos --pero con respeto a la persona-- los criterios y actitudes políticas de Maragall; pero no suprimiré el texto porque pese a que la naturaleza es el único condicionante que exige matizar o revisar todo razonamiento, la trayectoria pública de Maragall merece critica, evitando reinterpetaciones sentimentales].
Lamentablemente, hay quienes confunden política con espectáculo y recurren al pipolismo [vocablo hispano derivado del inglés people] para matizar las declaraciones que Maragall ha hecho 24 horas antes, en las que denostaba la personalidad política de Montilla y al PSOE en general. Declaraciones que Maragall está en su derecho a realizar, pero que también han servido para que quienes negaban lo evidente caigan del caballo.
La enfermedad de un protagonista de la realidad no cambia la realidad, con independencia de que todos, salvo los indignos, deseemos ardientemente que el enfermo se recupere o, en todo caso, goce de la máxima calidad de vida posible.
TEXTO relacionado: "La batalla més dura de Maragall", por Toni Dalmau.

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