12 enero 2008

El tráfico, los delincuentes, la Justicia, el fatalismo... ¡y la providencia!

Una de las noticias del día es el accidente (¿o incidente?) acaecido la pasada madrugada en el centro urbano de Vigo que costó la vida a un matrimonio (de 55 y 53 años de edad).
Los fallecidos viajaban a bordo de un Citroën AX que quedó destrozado, los cadáveres tuvieron que ser extraídos por un equipo de los bomberos tras impactar frontalmente su vehículo con un BMW (matrícula 4202 CTN); cuyo conductor, el veinteañero S.F.V., perdió el control del coche e invadió el carril de sentido contrario. Los datos ya disponibles indican que el causante de las dos muertes participaba en una carrera (naturalmente ilegal).
El otro corredor, el también veinteañero J. L. S. M., pilotaba un Audi (matrícula 4657 FNM) y se dio a la fuga, aunque tres horas después regresó al escenario del homicidio.
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Así quedó el automóvil en el que viajaban los dos fallecidos en Vigo
«No tengo constancia...»
Aparte de los dos homicidios, otro de los aspectos más relevantes del episodio lo ha protagonizado el concejal responsable de Tráfico y Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Vigo, Xulio Calviño, que poco después, conociendo ya las circunstancias del suceso, a pesar del estado en el que quedaron los automóviles y pese a que en la vía (calle Jenaro de la Fuente) donde murió la pareja la velocidad está limitada a 50 kilómetros por hora, ha declarado que «no tengo constancia de que [los vehículos causantes de la colición] circulasen a velocidad excesiva».
¡Con lo sencillo que es guardar un respetuoso y prudente silencio!: El estado en el que quedaron ambos vehículos demostraba, ¡sin duda ninguna!, que el BMW circulaba muy por encima de los 50 kilómetros/hora.
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Diez meses de cárcel por una muerte
Las declaraciones de Calviño son tanto o más preocupates que la sentencia que ha dictado esta semana el juzgado de lo penal número 4 de A Coruña, que ha impuesto ¡10 meses de cárcel a un automovilista que arrolló y mató a un peatón en una vía urbana de la ciudad!
En este caso, el autor de la muerte conducía un automóvil a velocidad no precisada, chocó contra la mediana de hormigón que separa ambos sentidos de circulación en esa vía, lo que provocó que el coche saliera rebotado hacia la derecha, destrozara dos contenedores de basura y finalmente arrollara a una mujer que caminaba por la acera, causándole la muerte.
¿Puede ocurrir todo eso circulando a una velocidad de 50 kilómetros por hora?
Respuesta: No.
El juez que ha emitido esa sentencia y el concejal responsable de Tráfico de Vigo parecen formar parte de ese sector de la sociedad que aún cree que los coches son máquinas diabólicas e incontrolables, de modo que las vidas de los ciudadanos están supeditados al azar y al fatalismo.  
¿Nadie es responsable de nada?
ENLACE al post titulado "Otro hijoputa", en el blog UNA MUJER DESESPERADA.

2 comentarios:

  1. Lo principal del caso es la conducta temeraria de dos jóvenes con coches caros. Sin embargo, voy a comentar otro aspecto del "accidente":

    En la carretera tiene seguridad aquel que puede pagársela.

    Antes en forma de airbags, ABS...dispositivos que aportaban seguridad a la circulación.

    Ahora además en forma de kilos de coche, para sufrir el menor daño causando el máximo al vehículo contrario.

    Es muy simple: el coche de más masa y más rígido penetra en el de menos.

    Un BMW328 contra un AX, demasiada diferencia.

    Peor hubiera sido de tratarse de un todoterreno. Son estructuras incompatibles en una colisión, provocando el solapamiento del todoterreno, que se monta encima del turismo entrando en el habitáculo.

    Y ni que decir de el chásis en escalera de los TT más clásicos, que penetran en el otro coche como lanzas.

    La moda de los todoterreno para andar por la calle no deja de ser una cobardía donde compramos seguridad a costa del oponente.

    Los coches deberían tener masas equivalentes (y mucho menores) y estructuras compatibles en caso de colisión, para acabar con la "escalada armamentística" que se da en las carreteras.

    Una persona que no pueda o quiera comprarse un coche de tonelada y media en adelante (hasta las 3 toneladas del H2), es un cadáver en caso de colisión.

    El derecho a la ostentación no debería primar sobre la seguridad en carretera.

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  2. Aún me pregunto la razón que justifica que, existiendo límites a la velocidad máxima en carretera, permita la fabricación y venta de vehículos tan rápidos.

    Es el mismo tipo de hipocresía que por un lado permte la venta y por el otro dificulta el consumo de los cigarrillos.

    Y el funcionario debería ser desfuncionarizado, aunque seguro lo ascienden a un cargo de mayor responsabilidad.

    Un abrazo.

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