Sigue vigente la «mentira piadosa» de que los franquistas
y todos los posfranquistas de UCD eran centristas
..¿Será verdad que el triunfo en las próximas elecciones generales lo decidirán los llamados votantes de centro? Pero, ¿existe de verdad un sector tan numeroso de votantes centristas que, además de voluble, es tan decisorio en los comicios?
Curiosamente, ¡datos cantan!, de los votos de centro-centro apenas queda poco que rascar tras la debacle de UCD en 1982. Votan al PP. ¡Y datos cantan otra vez!: a partir de 1982 los cambios de orientación de voto siempre han sido proporcionalmente más notables entre PSOE, IU y nacionalistas de izquierda, que entre derecha e izquierda [ver cuadro al pie del post].
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La derecha viaja siempre en vagón de primera y la izquierda, en todos
La izquierda (centro-izquierda, izquierda e izquierda radical) comprende una larga lista de opciones: PSOE, IU, ERC, Chunta, BNG, EA, HB-Batasuna, Nafarroa Bai, LCR, PST, etcétera, etcétera.
En tanto que la derecha (ultraderecha, derecha y centro-derecha) viaja en el mismo vagón: el PP, cuyo amplísimo abanico ideológico abraza a todos, aunque ahoga a algunos.
Sólo en tres comunidades hay alternativas de peso a la vasta derecha que representa el PP: CiU en Catalunya, PNV en Euskadi y CC en Canarias (los tres de centro-derecha o centro). Había una cuarta opción de corte centrista en ciernes, el Partido Andalucista, pero su evolución electoral, que se inició en el nacionalismo de izquierda moderada, constata una progresiva decadencia; en gran medida debido a su creciente eclecticismo ideológico.
En tanto que la derecha (ultraderecha, derecha y centro-derecha) viaja en el mismo vagón: el PP, cuyo amplísimo abanico ideológico abraza a todos, aunque ahoga a algunos.
Sólo en tres comunidades hay alternativas de peso a la vasta derecha que representa el PP: CiU en Catalunya, PNV en Euskadi y CC en Canarias (los tres de centro-derecha o centro). Había una cuarta opción de corte centrista en ciernes, el Partido Andalucista, pero su evolución electoral, que se inició en el nacionalismo de izquierda moderada, constata una progresiva decadencia; en gran medida debido a su creciente eclecticismo ideológico.
Por si fuera poco, así lo demuestran también los datos, la abstención erosiona con mayor profundidad a las opciones de izquierda que a las de derecha. Este fenómeno quedó meridianamente probado en los comicios de 2000 (la única vez que el PP obtuvo mayoría absoluta en el Congreso), cuando el conjunto de la izquierda perdió 2,7 millones de votos, la mayoría de los cuales engrosaron la abstención, registrándose la tasa de participación más baja desde que fue aprobada la Constitución de 1978.
La tesis que esgrimen algunos socialdemócratas para convencer al electorado --¡pero sobre todo para convencerse ellos mismos!-- conforme la cual el triunfo del PSOE se juega en el centro... es una falacia, tanto desde un punto de vista sociológico como ideológico y, ¡datos cantan! Las falacias estadísticas también existen.
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Los peores enemigos electorales del PSOE
Los enemigos del PSOE ante los comicios generales de la primavera de 2008 son, básicamente, dos: la abstención y el PSOE sector derechista, que provoca rechazo entre los votantes de izquierda, incluidos los de centro-izquierda.
Esas dos enfermedades electorales del PSOE --que son constantes desde 1977-- son menos graves en este ocasión gracias al PP, pues el partido de Rajoy se ha desplazado tanto a la derecha (incluso tiene ramalazos pseudofascistas) que bien poco deberá esforzarse ideológicamente el equipo de Rodríguez Zapatero para reducir la abstención entre los votantes de centro-izquierda.
Ante los comicios de marzo, la única sangría grave de votos que puede sufrir el PSOE será causada por la abstención y en menor medida, por el tirón que puedan tener IU y las alternativas nacionalistas de centro-izquierda o izquierda: BNG, Chunta, EA, ERC, Nafarroa Bai.
Esos 2,5 o 3 millones de supuestos votantes de centro-centro que basculan de derecha a izquierda constituyen uno de los mitos mejor condimentados por los ideólogos de la estadística.
Lo que sí es cierto y está probado, es que las diferencias programáticas en materia de economía y hacienda entre centro-derecha y centro-izquierda son cada vez menores, pero esta evidencia no prueba la existencia de un colchón centrista. Lo que sí hay son unos 2 millones de electores que votan a la izquierda o se abstienen.
La batalla de la izquierda en general es reducir la abstención; aparte de que los dirigentes derechistas del PSOE, que no son pocos pero de postín --¡sobre todo mediático!--, rapiñen unas decenas de miles de votos al PP, pero esta aportación es el chocolate del loro y, para colmo, esos falsos socialdemócratas tienen torna porque restan muchas mas papeletas en los caladeros naturales de la socialdemocracia.
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Pues quizá hay muchos votantes como yo. Apartidistas. Al no sentirme representada por ningún partido, tampoco tengo necesidad imperiosa de votar a ninguno. Al menos, el PP se ha radicalizado tanto que me impulsará a votar a otros para que ellos no accedan al poder.
ResponderEliminarRecuerdo una cita que decía algo así como:
ResponderEliminar"No escribo para convencer a nadie, sino para molestar a mis enemigos y demostrarles que aún no me han convencido"
Algo parecido es la estrategia electoral: la permeabilidad entre los votantes del P$OE y del PP es muy pequeña.
Los discursos no se dirigen a convencer a los votantes del otro partido para animarlos a unirse al tuyo, sino que el objetivo es movilizar a tu propia gente para que ese día mueva el culo hasta el colegio electoral.
El PP ha seguido esta estrategia al límite, y quizá se haya pasado, levantando suspicacias entre su electorado menos radicalizado.
Por el contrario, el P$OE sigue empeñado en abarcarlo todo. Desde el nacionalista moderado (Odón Elorza) hasta el católico moderadamente conservador (Bono), el españolista (Ybarra), el tecnócrata liberal (Solbes) sin dejar de aparecer como un partido de izquierdas. Y es imposible contentar a todo el mundo con tu discurso sin molestar a nadie, aunque de eso trata precisamente la política.
De hecho, yo podría estar de acuerdo con el 90% del programa del PP. ¿Cómo no voy a estar de acuerdo en disminuir el paro o aumentar la riqueza? Lo que no cuentan los programas es el cómo.