El ciudadano estadounidense Khristian Oliver fue condenado a muerte en 1999 acusado de haber disparado y asesinado a la persona a la que estaba robando, pero se da la circunstancia de que la sentencia del jurado se basó exclusivamente en el testimonio de un cómplice del reo.
Finalizado el juicio, las autoridades hallaron indicios de que varios miembros del jurado habían consultado la Biblia para tomar una decisión, resultando que cuatro de ellos reconocieron que, en efecto, en la sala de deliberaciones había varios ejemplares del libro que circularon entre los reunidos con algunos pasajes subrayados.
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Justificación bíblica de la venganza
Finalizado el juicio, las autoridades hallaron indicios de que varios miembros del jurado habían consultado la Biblia para tomar una decisión, resultando que cuatro de ellos reconocieron que, en efecto, en la sala de deliberaciones había varios ejemplares del libro que circularon entre los reunidos con algunos pasajes subrayados.
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Justificación bíblica de la venganza
Es más, un miembro del jurado había leído en voz alta la Biblia destacando este pasaje: «Y si con instrumento de hierro lo hiere y muere, homicida es; el homicida morirá». A pesar de conocer esa lectura, el juez estimó que el jurado había actuado de manera «adecuada» y la Corte de Apelaciones de lo Penal de Texas confirmó la pena de muerte.
Tres años después, un periodista entrevistó a un miembro de aquel jurado y confirmó que prácticamente todos los deliberantes habían tenido en cuenta la Biblia antes de decidir la sentencia.
La prueba de que el jurado se consideró iluminado por la irrefutable palabra de Dios la proporcionó ese mismo testigo, quien declaró, textualmente: «La Biblia es la verdad desde la primera hasta la última página».
Pero no se quedó ahí, añadió que cuando las leyes civiles entran en conflicto con la Biblia, esta última debe prevalecer. E incluso comentó que si le hubieran prohibido consultar la Biblia, «habría abandonado la sala» y renunciado a formar parte del tribunal. Además, se declaró partidario de la pena de muerte y calificó la cadena de perpetua de «carga para los contribuyentes».
Pero no se quedó ahí, añadió que cuando las leyes civiles entran en conflicto con la Biblia, esta última debe prevalecer. E incluso comentó que si le hubieran prohibido consultar la Biblia, «habría abandonado la sala» y renunciado a formar parte del tribunal. Además, se declaró partidario de la pena de muerte y calificó la cadena de perpetua de «carga para los contribuyentes».
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De la convicción a la enajenación
Ya el año pasado, la Corte Federal de EE UU dictaminó que el jurado había «traspasado una importante línea» al consultar pasajes concretos de la Biblia que describían hechos similares a los juzgados [inciso: recuerde el lector que la única prueba del asesinato era la declaración de un cómplice], lo que calificó de «influencia externa», expresión con la que se determina que hay un elemento o factor contrario a la Constitución estadounidense. Pese a todo, de forma definitiva [salvo que medie una intervención bíblica…] y teniendo en cuenta el «alto nivel de deferencia» (textual) con el que los tribunales federales deben revisar las decisiones de sus homónimos estatales, la Justicia estadounidense entiende que Oliver no ha demostrado que la conducta inconstitucional del jurado le haya perjudicado y, por tanto, el Tribunal Supremo de Estados Unidos se ha negado a examinar el caso y corregir los desmanes.
Ya el año pasado, la Corte Federal de EE UU dictaminó que el jurado había «traspasado una importante línea» al consultar pasajes concretos de la Biblia que describían hechos similares a los juzgados [inciso: recuerde el lector que la única prueba del asesinato era la declaración de un cómplice], lo que calificó de «influencia externa», expresión con la que se determina que hay un elemento o factor contrario a la Constitución estadounidense. Pese a todo, de forma definitiva [salvo que medie una intervención bíblica…] y teniendo en cuenta el «alto nivel de deferencia» (textual) con el que los tribunales federales deben revisar las decisiones de sus homónimos estatales, la Justicia estadounidense entiende que Oliver no ha demostrado que la conducta inconstitucional del jurado le haya perjudicado y, por tanto, el Tribunal Supremo de Estados Unidos se ha negado a examinar el caso y corregir los desmanes.
A pesar de que medio centenar de juristas norteamericanos han solicitado a las autoridades que suspendan la sentencia, Khristian Oliver --que ahora tiene 32 años y cuando cometió el robo tenía 20-- será ejecutado el próximo 5 de noviembre en Texas.
Un país en el que se producen ese y otros episodios similares bien podría ser el Afganistán de los talibanes o la Arabia de los wahabitas, pero se trata del país cuyo jefe de Estado es Barack Obama, comandante en jefe de las fuerzas armadas que han invadido Afganistán para liberar a sus habitantes del rigor irracional de los fundamentalistas religiosos…
¿Qué canastos estarían pensando los miembros del comité que otorgó el Nobel de la Paz al jefe de Estado de un país cuya Justicia considera adecuado que la pena de muerte sea decidida al albur de un grupo de fundamentalistas religiosos?
Pues, a mí, la mayor democracia del mundo me resulta muy poco democrática... y su justicia bastante injusta.
ResponderEliminarY que un CRISTIANO apoye la pena de muerte me parece una actitud muy esquizofrénica.
Un abrazo.
Justicia? Es un concepto discutible en USA.
ResponderEliminarMiedo me dan, mucho miedo, estos religiosos que ponen ese librito por encima de las leyes.
ResponderEliminarUna cosa que debemos recordar es que EE.UU. fue colonizado por fundamentalistas religiosos, a diferencia de Latinoamérica los Estados Unidos fueron el hogar de aquellos que, enfrentándose a la muerte por su fe en Inglaterra, migraban a las colonias ya que allí podían ser libres desde el punto de vista religioso.
ResponderEliminarDe esa forma, cuáqueros y protestantes de toda laya inundaron los EE.UU. y, en los comienzos, se regían con la Biblia como código de conducta.
Eso permitió desde los sucesos de Salem hasta otra serie de barbaridades de la que la historia guarda cumplido testimonio, entre ellos, la esclavitud.
Lo que da grima es que autoproclamándose cristiano, religión que se basa en el perdón de la culpa, sostengan la pena de muerte y se sigan rigiendo por el Antiguo Testamento. Desde mi punto de vista si fuesen cristianos se apegarían más al Nuevo Testamento y aceptarían que existe un mandamiento que dice "No matarás".
Un abrazo.