En España, el último brote de poliovirus [el causante de la poliomielitis, cuya manifestación más común es la malformación de las extremidades inferiores, que en un elevado porcentaje de casos desemboca en una parálisis parcial o total] atacó sobre todo a los niños nacidos entre 1950 y 1964.
«El médico de la Universidad de Salamanca, Juan Antonio Rodríguez, revela en el libro Responsabilidades no asumidas: la poliomielitis en España (1954-1967), que se publicará en diciembre, que detrás de la mala praxis del Gobierno hubo «luchas de poder internas».
«El médico de la Universidad de Salamanca, Juan Antonio Rodríguez, revela en el libro Responsabilidades no asumidas: la poliomielitis en España (1954-1967), que se publicará en diciembre, que detrás de la mala praxis del Gobierno hubo «luchas de poder internas».
El régimen no afrontó la enfermedad hasta 1964 [¡diez años después de haber sido comercializada la vacuna en Norteamérica y en la Europa democrática!], año en que la batalla a favor de los enfermos la ganó, ¡por fin!, el sector cristiano de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana y Franquista, al lograr el control de la vacunación, sólo entonces se empezó a distribuir gratuitamente la vacuna adecuada, Sabin (oral), a través de la Dirección General de Sanidad.
Hasta entonces sólo se dispensaban vacunas aplicando criterios que dividían la sociedad en tres grandes sectores.
A saber:
Hasta entonces sólo se dispensaban vacunas aplicando criterios que dividían la sociedad en tres grandes sectores.
A saber:
* A los inscritos como pobres en el programa de beneficiencia de Auxilio Social [una exigua minoría, no sólo por los criterios, sino también porque estar inscrito acarreaba discriminaciones, así como una "onerosa" marginación social e incluso laboral] les suministraban la vacuna gratis... pero sólo cuando había donaciones, que eran remitidas por varios países. En este punto es obligado constatar que el país más generoso fue EE UU, seguido de Francia;
* Un segundo sector de la población pagaba 9 pesetas por las tres dosis. La inmensa mayoría de los españoles eran pobres, pero pobres sin paliativos, de modo que 9 pesetas eran muchas pesetas, y
* También recibían la vacuna las personas adineradas, lógicamente (no más del 3 % de la población), las que podían pagar 27 pesetas; cantidad inalcanzable para la inmensa mayoría de familias; entre estas, las que lograban reunir 27 pesetas y encontraban donde comprar la vacuna (había quienes hacían negocio con ellas) lo habían conseguido a base de ahorrar (¡y mucho!) en la comida y demás necesidades básicas.
Era «una cantidad inasumible», recuerda Rodríguez en su libro para referirse a las 9 pesetas... y no digamos las 27.
El régimen fabricó «un estudio» que, entre otras cosas tanto o más increíbles, aseveraba que el coste de cada vacuna era de miles de pesetas... En rigor, ocurría que el Gobierno no quería afrontar gastos ni tampoco el problema, cerró los ojos; eso sí, mientras la epidemia se extendía seguía gastando dinero sin reparo alguno en cosas más "necesarias"; ¿por ejemplo?: ¡construir el Valle de los Caídos!
* Un segundo sector de la población pagaba 9 pesetas por las tres dosis. La inmensa mayoría de los españoles eran pobres, pero pobres sin paliativos, de modo que 9 pesetas eran muchas pesetas, y
* También recibían la vacuna las personas adineradas, lógicamente (no más del 3 % de la población), las que podían pagar 27 pesetas; cantidad inalcanzable para la inmensa mayoría de familias; entre estas, las que lograban reunir 27 pesetas y encontraban donde comprar la vacuna (había quienes hacían negocio con ellas) lo habían conseguido a base de ahorrar (¡y mucho!) en la comida y demás necesidades básicas.
Era «una cantidad inasumible», recuerda Rodríguez en su libro para referirse a las 9 pesetas... y no digamos las 27.
El régimen fabricó «un estudio» que, entre otras cosas tanto o más increíbles, aseveraba que el coste de cada vacuna era de miles de pesetas... En rigor, ocurría que el Gobierno no quería afrontar gastos ni tampoco el problema, cerró los ojos; eso sí, mientras la epidemia se extendía seguía gastando dinero sin reparo alguno en cosas más "necesarias"; ¿por ejemplo?: ¡construir el Valle de los Caídos!
El censo de enfermos de aquellos años «desapareció», pues las autoridades destruyeron de forma sistemática las pruebas de lo ocurrido para ocultar la inhumana pasividad de la Administración.
Es más, hasta después de 1975 sucesivos gobiernos franquistas negaron con vehemencia y de forma oficial que existiera o hubiera existido una epidemia de poliomielitis.
Un recuento realizado en 2002 encontró referencias de 35.000 ciudadanos poliomielíticos, pero se estima que los menores que resultaron afectados por el mal fueron unos 80.000, como mínimo.
Un recuento realizado en 2002 encontró referencias de 35.000 ciudadanos poliomielíticos, pero se estima que los menores que resultaron afectados por el mal fueron unos 80.000, como mínimo.
A pesar de ese episodio, a pesar del robo o compra-venta de unos 30.000 bebés [según datos actualizados en marzo de 2011; pero ya se habla de diez veces más: 300.000] y a pesar de las ejecuciones de al menos 130.137 personas --entre otras barbaridades--, individuos como Mayor Oreja (PP) todavía tienen el descaro de trivializar y cuestionar la intrínseca perversión de la dictadura al declarar "¿por qué voy a tener que condenar yo el franquismo si hubo muchas familias que lo vivieron con naturalidad y normalidad?"
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ENLACE a una web de interés: POLIO Y SÍNDROME POST-POLIO.
ENLACE a una bitácora de interés: CON RUEDAS Y A LO LOCO.
ENLACE a una bitácora de interés: CON RUEDAS Y A LO LOCO.
Esto no sabía. Lo malo es que seguramente hay un montón de casos similares en muchos países hoy día también. Que hay gobiernos que tienen ciertos conocimientos pero los ignoran.
ResponderEliminarLa Asociación Afectados de Polio y Síndrome Post-Polio, trabaja desde el año 2000, en la difusión del síndrome `post-polio en España.
ResponderEliminarEl 18 de diciembre de 2003, la Asociación Afectados de Polio y Síndrome Post-Polio, presentó una querella criminal en los Juzgados de lo Penal de la Plaza de Castilla en Madrid (España), por delito de lesiones dolosas que causan una enfermedad grave y/o cualquier otro que pueda aparecer a lo largo de la investigación.
La Administración española (Ministerio de Sanidad y Consumo, entre otros), a pesar de que sabía y conocía la existencia del síndrome post-polio, silenció, la existencia del mismo, de forma voluntaria con plena consciencia y voluntad de los irreparables perjuicios, daños físicos y psíquicos que se les ocasionaría a todos los enfermos de Polio y de Síndrome Post-Polio.
Su actuación fue omitir deliberadamente la divulgación de la existencia del síndrome post-polio, permitiendo conscientemente que todas las personas que lo padeciesen, las que lo están padeciendo en estos momentos y las que lo padecerán en el futuro, fueran objeto de terribles lesiones.
a Marcel Gala,
ResponderEliminarGracias, ¡muchas gracias!, por su visita y su comentario y también por el enlace, que paso a colocar al pie del "post".
Un abrazo.