Titular de una información distribuida a través de Invertia: «El deterioro del consumo roba a Amancio Ortega 8.500 millones». Sería más exacto escribir «¡roba!», con interjecciones y en cursiva, pues la barbaridad conceptual y la falacia anti-ciencia económica que refleja el titular lo merecen.
El texto del despacho informativo dice así:
El texto del despacho informativo dice así:
Ilusión |
«En noviembre de 2007 --sigue la información--, Inditex sorprendió al mercado (4) tras superar en capitalización bursátil a una herida Repsol YPF. Ese mes, alcanzó un precio por acción de 53,9 euros. Pero el deterioro del consumo (5) ha debilitado el precio de la acción un 42,3% hasta los 31,07 euros actuales. En este momento, vale 11.000 millones menos que la petrolera y está a punto de ser superada en bolsa por Iberdrola Renovables».
No se trata, pues, de una información económica, sino de un excelente ejemplo de lo que NO es periodismo NI ciencia económica.
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NOTAS:
(1) En este caso la contención del consumo no es un efecto o consecuencia de la desaceleración del crecimiento, sino del elevado endeudamiento de las familias unido a la constante pérdida de capacidad adquisitiva que sufren los asalariados desde hace ya más de un decenio.
(2) La contención del consumo no es la causa directa de la pérdida de valor bursátil de las acciones de Inditex; ese descenso es fruto básicamente de factores exclusivos del acientífico y anti-económico sistema financiero que rigen en las Bolsas, cuyos vaivenes son ajenos a la economía productiva.
(3) Ninguna cotización bursátil refleja precios objetivos.
(4) En el mercado al que se refiere el texto, el de las Bolsas, hay sorpresas casi todos los días; hablar de sorpresas bursátiles es un ardid financiero y en este caso, también mediático.
Las mal llamadas sorpresas, sean por ascensos o por caídas de las cotizaciones, son parte intrínseca del monopoly en el que se han convertido las Bolsas. Por tanto, utilizar la palabra sorpresa es un recurso literario de nulo valor económico.
Las mal llamadas sorpresas, sean por ascensos o por caídas de las cotizaciones, son parte intrínseca del monopoly en el que se han convertido las Bolsas. Por tanto, utilizar la palabra sorpresa es un recurso literario de nulo valor económico.
(5) ¡Y dale con los eufemismos! Cuando los comentaristas bursátiles dicen «deterioro del consumo» se refieren a la caída de la demanda y en última instancia, a la pérdida de capacidad adquisitiva de la población; pero decir lo segundo, que es lo objetivamente cierto en Economía, no es "correcto" y está mal visto.
Prostituir...buen concepto Félix.Estamos en tiempos de que hoy en día se prostituye casi toda la información. Qué se enseña en las facultades...dónde queda los principios?
ResponderEliminarAmigo Félix,las palabras (y a veces no sólo las palabras) a menudo se prostituyen en este antiguo oficio del periodismo. Hay que intentar, al menos, no ser los proxenetas.
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