29 enero 2010

El enviado de Obama a la cumbre de Davos es una "joya"

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha renunciado a participar en el Foro Económico Mundial de Davos. Su ausencia ha sido pasto de mil y una especulaciones, máxime tras haber protagonizado una de las grandes noticias económicas del mes al declarar la guerra a los especuladores de Wall Street y abogar por una reforma de la legislación financiera que separe la banca comercial de los establecimientos dedicados a la inversión --declaración de intenciones que carece de un proyecto legislativo que la haga políticamente creíble, pero que ya ha sido secundada por varios jefes de Estado y de gobierno de Occidente.
Además de haber renunciado a explicar en Davos la reforma financiera que ha enunciado, Obama ha enviado en calidad de representante de la Administración estadounidense a Lawrence Henri Todoterreno Summers (conocido como Larry Summers), economista afamado por sus notables contradicciones.
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Entre Pinto y Valdemoro
Summers ya mereció primeras planas hace ahora casi un año, cuando Obama le confió la dirección del Consejo Económico Nacional de EE UU, la sastrería presidencial en la que se cortan trajes para todas las políticas de la Casa Blanca que están relacionadas con la economía: desde los criterios presupuestarios hasta la búsqueda de soluciones para el seísmo hipotecario (con decenas de miles de desahucios) que sacude a la sociedad norteamericana.
Con anterioridad, estando todavía George W. Bush hospedado en la Casa Blanca, Summers --que en cuestiones teóricas siempre fue marcadamente ortodoxo-- rompió su propio molde un buen día de 2007 anunciando que la economía mundial estaba al borde del colapso. El augurio obtuvo rápida y amplia difusión debido a la personalidad de quien lo hacía y porque coincidió en el tiempo con sendas declaraciones institucionales de la Casa Blanca y de la Reserva Federal (banco central de EE UU) que negaban toda credibilidad a las señales de peligro que lanzaban desde mediados de 2006 economistas como Stiglitz y Roubini.
Pero Summers ha protagonizado otra primera plana más reciente. El pasado mes de diciembre Bloomberg News --medio nada sospechoso de poner la zancadilla al sistema-- reveló que Summers provocó que el Fondo Harvard perdiera varios miles de millones de dólares durante el período 2001-2006 por haber especulado con swaps de tipos de interés. De hecho, el fondo (vinculado a la Universidad de Harvard, de la que Summers era el rector) tuvo que rogar un préstamo urgente de 2.500 millones de dólares para colocar una valla en el borde del precipicio.
En resumen, la voz de EE UU en Davos es la de un economista que especulaba mientras advertía contra esa enfermedad y que ahora --¿se habrá curado?-- representa al presidente que reclama una vacuna contra el virus de la especulación...

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