Resumiendo, para un periodista que trabaja como asalariado en un medio de comunicación privado la independencia consiste en mantener el equilibrio entre la dignidad como profesional y la necesidad física de conservar el puesto de trabajo.
En los medios de comunicación de propiedad pública en un Estado democrático de Derecho, la independencia debería estar plenamente garantizada por la Administración, pero no es así. ¿Y en los de propiedad privada?... ¡Uf!
Sin menoscabo de códigos deontológicos [casi todos exclusivamente teóricos y todos de aplicación voluntaria; o sea, ineficaces] y sin restar vigencia a las funciones y derechos sociales que deberían satisfacer los medios, en los medios de propiedad privada es la empresa la que establece legítima y legalmente la línea editorial, así como los criterios informativos [los asuntos que para ella son prioritarios y los valores que le interesan o considera adecuado transmitir], de manera que prácticamente el único resorte real de que dispone el periodista asalariado para ser independiente y honesto es no prestarse a juegos ajenos a las obligaciones de su oficio.
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¿Qué puede hacer un periodista para proteger
en la medida de lo posible su independencia y honestidad profesionales?
* No suscribir textos informativos, sean sueltos, crónicas, entrevistas, reportajes, análisis, etcétera cuyos contenidos hayan sido preestablecidos o censurados siquiera parcialmente por la empresa (el director u otros responsables de Redacción); y
* No firmar artículos de opinión cuyo mensaje o mensajes hayan sido preestablecidos o censurados siquiera parcialmente por la empresa o sus representantes.
El periodista asalariado está obligado a ejercer de escribidor (en radio y TV poner su voz y ser un busto parlante) pero ninguna ley ni norma le obliga a firmar, dar voz o poner la cara para escribir o decir mentiras y medias verdades, ni tampoco para defender o denostar posiciones siguiendo las indicaciones de la empresa o de terceros.
La firma, el gesto y/o la voz indican
que el periodista asume personal y profesionalmente el contenido y, por tanto, son los elementos más determinantes a la hora de distinguir a los periodistas independientes u honestos de aquellos que relegan a segundo plano los verbos esenciales del oficio: escuchar, ver, tocar, preguntar, sentir, leer, estudiar, pensar y expresarse con corrección... resumiendo: recabar información y transmitirla.
Lógicamente, el asunto da para mucho más y profundizando, aparecen aspectos legales y éticos que destilan sabrosas conclusiones. Pero esto es un post de una simple bitácora, por lo que resumir es obligado y en ocasiones como esta su única utilidad es mover a la reflexión.
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CON ANTERIORIDAD:
"¿Usted pagaría un euro diario por leer simplezas o lo que ya sabe?",
"Intelectuales y periodistas que minan la convivencia",
"Periodismo: Lección de David Simon versus palabrería de Núñez Feijoo",
"Cada vez más, la información política es un rosario de palabras huecas",
"¿Usted cree que existe la opinión pública?",
"El periódico pierde valor como transmisor de hechos y conocimientos",
"Otro ejemplo de periodismo canalla",
"Información: El control político ahora es económico",
"El futuro de la prensa y el oficio de periodista",
"La incomodidad de La razón estrangulada",
"Información: Convenencias e intereses, renuncias y comodidades".
CON ANTERIORIDAD:
"¿Usted pagaría un euro diario por leer simplezas o lo que ya sabe?",
"Intelectuales y periodistas que minan la convivencia",
"Periodismo: Lección de David Simon versus palabrería de Núñez Feijoo",
"Cada vez más, la información política es un rosario de palabras huecas",
"¿Usted cree que existe la opinión pública?",
"El periódico pierde valor como transmisor de hechos y conocimientos",
"Otro ejemplo de periodismo canalla",
"Información: El control político ahora es económico",
"El futuro de la prensa y el oficio de periodista",
"La incomodidad de La razón estrangulada",
"Información: Convenencias e intereses, renuncias y comodidades".
De vez en cando convén recordar o que ti moi ben recolles neste artigo sobre a difícil profesión de xornalista. Con todo, bótase en falta un xornalismo verdadeiramente independente (¿unha utopía? quizás) por mor dos intereses económicose políticos dos medios de comunicación.
ResponderEliminarOugallá houbese moitos máis xornalistas coma ti, amigo Félix. O teu blog gústame sobre todo porque dis o que pensas, pero ademais detallando o porqué o afirmas. Noraboa.
Un saúdo
A día de hoy, poquitos.
ResponderEliminarA JULIO,
ResponderEliminarCoido que moitas persoas non teñen consciencia de que os xornalistas, agás as "figuras", son traballadores asalariados e teñen unha serie de obrigas laborais. Combinar oficio e obriga laboral non é doado.
É moi importante que os letores de xornais, das web informativas, quen escoita a radio ou os telespetadores coñezan --aínda que sexa de xeito mínimo-- a situación e así poderán xulgar mellor e outorgar credibilidade a quen a ten, sen dar por certo todo o que len ou escoitan.
Unha aperta.
A SUPERSALVAJUAN,
ResponderEliminar¡Pues yo he conocido y conozco a decenas de periodistas honestos!
También los he conocido deleznables o "sospechosos", lógicamente; pero la tasa de profesionales criticables en los medios de comunicación es similar a la de médicos, torneros, abogados, conductores de autobús, peluqueros, arquitectos, profesores de EGB, bancarios o yeseros que dejan bastante o mucho que desear.
Saludos.
por mi parte, creo que al día de hoy un periodista ha de conformarse con mantener una razonable ética laboral, por ejemplo, no publicar noticias erróneas a sabiendas, estudiar adecuadamente las fuentes de información y, en lo posible, contrastar la información que recibe, etc.
ResponderEliminarPor lo demás, no creo que los periodistas hayan sido realmente independientes alguna vez, siempre han debido respetar la línea editorial del periódico en el cual trabajaban, pero sí existió un periodismo independiente cuando la prensa era independiente, independiente de todo otro interés que no fuera el de informar.
Hoy día, me da la impresión de que los diarios y demás medios de información siguen la línea de conducta trazada por gente como Pulitzer o Heartz, sumando a esta la gran dependencia que tienen de los grandes anunciantes, dependencia que permite a estos manipular las noticias para salvar la ropa, y los avances tecnológicos que sumaron competencia a un mercado de por sí competitivo.
Además, la gente suele leer la noticia, generalmente no recuerda el nombre del periodista (cuando este puede firmar, por supuesto)a menos este salga también por TV por lo cual gente de muchos años de labor intachable carece del prestigio que alcanzaba antaño. La gente suele decir tal medio dice, en tal diario salió, esa despersonalización de la información en la mente del ciudadano también es parte del problema.
Un abrazo.
Estoy seguro de que, en su fuero interno, todos los periodistas son independientes. Luego está el ideario del medio para el que trabajan, que condiciona su labor. Además, y esto si que es constatable, el sesgo ideológico y la cuenta de resultados como único objetivo, condicionan la labor periodística. Se echa en falta el periodismo de investigación y la información rigurosa y contrastada.
ResponderEliminarTotalmente dacordo co que dis, Félix. Non se debe confundir a ideoloxía do medio co pensar do xornalista. A xente que non é xornalista e nunca traballou nun medio non o entenderá, o resto coido que sí. En fin, que che vou contar que non sepas... É complexo. Non hai medios independentes, de aí que a hora de traballar nun medio de comunicación hai que telo presente, a pesar de que os xornalistas pensen doutra maneira distinta. O que falas da firma dun artigo, por exemplo, é importante que o saiba a xente de a pé.
ResponderEliminarUn abrazo
A TOMÁS,
ResponderEliminarHablo por mi y creo que por la mayoría de mis compañeros de oficio, tengo la convicción de que procuramos con rigor y constancia no traicionar a nuestros "clientes", a nusetros lectores, radioyentes o televidentes.
Urge poner en mi primer plano a las empresas propietarias de medios, NO A LOS PERIODISTAS, pues de éstos sólo una minoría de privilegiados goza de "derecho de pernada"; el resto --aunque todavía muchos se nieguen a reconocerlo-- somos "putos" asalariados.
Un abrazo.
A JULIO,
ResponderEliminarNon sería eu se non respostara o teu comentario cunha forte aperta. Nada máis. Nada menos.