El artículo que hoy firma Antón Costas en El país inquiere:
«¿Qué sucederá dentro de 20, 30 o 40 años cuando lleguen a la edad de jubilación los jóvenes que hoy están entre los 18 y los 35 años y que no tienen un empleo estable?»
Y a continuación desgrana la lista de irracionalidades económicas [precariedad laboral, desempleo, etcétera] que frustran la trayectoria laboral, profesional y vital de quienes hoy tienen veintitantos y treintaitantos años, pues además de los males presentes, cuando tengan sesenta y tantos años carecerán de peculio y de cotizaciones suficientes para una vejez decente y bien morir.
«¿Qué sucederá dentro de 20, 30 o 40 años cuando lleguen a la edad de jubilación los jóvenes que hoy están entre los 18 y los 35 años y que no tienen un empleo estable?»
Y a continuación desgrana la lista de irracionalidades económicas [precariedad laboral, desempleo, etcétera] que frustran la trayectoria laboral, profesional y vital de quienes hoy tienen veintitantos y treintaitantos años, pues además de los males presentes, cuando tengan sesenta y tantos años carecerán de peculio y de cotizaciones suficientes para una vejez decente y bien morir.
La exposición que hace el columnista es correcta, pues describe lo que ocurre. Lástima que la conclusión a la que llega sea absurda, pues remata el artículo preguntando: «¿Que pasará dentro de 20 o 30 años cuando les toque jubilarse a los jóvenes que ahora estamos explotando?»
¿Estamos explotando?, ¿a quiénes se refiere Antón Costas al utilizar una genérica primera persona del plural que engloba, como mínimo, a los varios cientos de miles que hoy leerán su artículo?
¿A qué obedece tanta prevención, prudencia o lo que sea?, pues en rigor la exposición que hace el articulista tiene una conclusión tan evidente como objetiva:
¿Qué pasará al paso de 20 o 30 años cuando les toque jubilarse a los jóvenes que ahora están siendo explotados por la minoría social que controla y se beneficia del sistema económico imperante?... Lo que ocurre gracias a la inhibición, ineficacia o complicidad de los poderes públicos.
..
Teorías cuyo objetivo es crear desconfianzas y divisiones sociales
¿Qué pasará al paso de 20 o 30 años cuando les toque jubilarse a los jóvenes que ahora están siendo explotados por la minoría social que controla y se beneficia del sistema económico imperante?... Lo que ocurre gracias a la inhibición, ineficacia o complicidad de los poderes públicos.
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Teorías cuyo objetivo es crear desconfianzas y divisiones sociales
No, los ciudadanos de más de 40 o 50 años no estamos explotando a los jóvenes.
Todos sabemos que la causa de esos y otros abusos económicos no es de orden inter-generacional. Todos sabemos quienes explotan a los jóvenes y a los no tan jóvenes. E intuyo que Antón Costas también lo sabe.
Confiemos en que la prevención, la prudencia o lo que sea que ha impedido al articulista decir lo que todos sabemos es fruto de un error, que quizá obedece a un desacertado intento de trasladar con personalizada intensidad a los lectores la gravedad de lo evidente: El sistema capitalista se ha pervertido tanto que una minoría cada vez más exigua se enriquece más que nunca al mismo ritmo que se empobrece el futuro de la inmensa mayoría de los ciudadanos, especialmente los jóvenes.
Por mucho que lo niegue la derecha y por mucho que lo disimule la socialdemocracia de la Tercera Vía (el zapaterismo incluido), la codicia goza de una salud excelente, tiene prestigio y, para colmo, está premiada y protegida...
Por mucho que lo niegue la derecha y por mucho que lo disimule la socialdemocracia de la Tercera Vía (el zapaterismo incluido), la codicia goza de una salud excelente, tiene prestigio y, para colmo, está premiada y protegida...
ENLACE al artículo de referencia, que para más inri se titula "La explotación de los jóvenes por los mayores".
NOTA:
En contraste con la absurda pregunta-conclusión a la que llega Antón Costas, la edición de hoy de El país ofrece un artículo que también analiza la situación socio-económica y sus consecuencias humanas, del que son autores Michel Rocard y Pierre Larrouturou, que no sólo es riguroso sino que también es didáctico y, por tanto, de lectura muy aconsejable: "Una Europa al servicio de los ciudadanos".
NOTA:
En contraste con la absurda pregunta-conclusión a la que llega Antón Costas, la edición de hoy de El país ofrece un artículo que también analiza la situación socio-económica y sus consecuencias humanas, del que son autores Michel Rocard y Pierre Larrouturou, que no sólo es riguroso sino que también es didáctico y, por tanto, de lectura muy aconsejable: "Una Europa al servicio de los ciudadanos".
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