Esta tarde será inhumando Manuel Fraga Iribarne, en Perbes (municipio de Miño, Galicia).
Durante las últimas 48 horas, casi todos los medios han publicado o emitido un torrente de loas para ensalzar los méritos del finado, que los tiene, sin duda.
Los medios han difundido decenas de panegíricos y hagiografías, muy pocos han suministrado semblanzas asépticas y mucho menos, opiniones en las que se mencionaran las vergüenzas políticas del ex ministro franquista, que las tiene.
Los medios han difundido decenas de panegíricos y hagiografías, muy pocos han suministrado semblanzas asépticas y mucho menos, opiniones en las que se mencionaran las vergüenzas políticas del ex ministro franquista, que las tiene.
Sin entrar en cuestiones personales --ámbito en el que Fraga Iribarne merece el mismo respeto y reserva que todos los ciudadanos-- y con la finalidad de que su vis política sea mejor conocida, ahí va un recuerdo que a su vez sirve de espejo:
A las 6 de la tarde del 20 de enero de 1969 sonó el teléfono en casa de la familia Ruano. Era la Policía: «Su hijo se ha suicidado. Se ha tirado desde un séptimo piso», le dijeron al padre de Enrique.
Las autoridades afirmaron que el joven se había tirado desde la ventana del piso que estaba siendo registrado por la Policía, adonde Enrique había sido conducido en calidad de detenido y donde estaba esposado y vigilado por tres agentes.
La noticia de tan singular "suicidio" corrió como reguero de pólvora y el hogar de los Ruano se convirtió en epicentro de mil y una atenciones.
Horas después de la primera llamada volvió a sonar el teléfono y los Ruano recibieron otro comunicado oficial.
Y el ministro de Información telefoneó a los Ruano...
Las autoridades afirmaron que el joven se había tirado desde la ventana del piso que estaba siendo registrado por la Policía, adonde Enrique había sido conducido en calidad de detenido y donde estaba esposado y vigilado por tres agentes.
La noticia de tan singular "suicidio" corrió como reguero de pólvora y el hogar de los Ruano se convirtió en epicentro de mil y una atenciones.
Horas después de la primera llamada volvió a sonar el teléfono y los Ruano recibieron otro comunicado oficial.
Y el ministro de Información telefoneó a los Ruano...
En esa segunda ocasión llamaba el ministro de Información en persona, Fraga Iribarne, que aconsejó a los Ruano que ocultaran su dolor y que no hablaran con nadie sobre el asunto porque de lo contrario, la policía arrestaría a la hermana de Enrique, Margot, que estaba fichada por sus vínculos con organizaciones antifraquistas.
Esa llamada telefónica y decenas de actitudes y acciones también forman parte de la biografía política de Fraga Iribarne, pero ningún medio "serio" contará nada que rompa el encanto de doña Transición... la señora que metió debajo de la alfombra casi toda la porquería.
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Ya se sabe que después de muertos todos somos buenos.Es un vicio "social". No te extrañes si alguien propone su canonización.
ResponderEliminarHe escrito que puedo entender el dolor de la familia - y lo respeto, como no podía ser de otra manera- pero hechos como el que se describe en la entrada, hacen innecesarios los añadidos y estériles los vergonzosos coros de plañideras por don Manuel.
ResponderEliminarSaludos cordiales y mi pésame a la familia, pese a todo.
A J. ARBENZ,
ResponderEliminarHe incluido tu post entre los enlaces a pie de texto, vale la pena leerlo.
A MIGRAMUNDO,
Lo que no entiendo en el caso de Fraga es que los medios recurran tanto y tanto al panegírico, pues el Fraga político tuvo aciertos, sin duda, pero tanta coba acaba por ridiculizar su proyección y convierte las opiniones en un repelente besamanos, a lo peor, un bis del gran error de la transición: echar más tierra en las cunetas y fomentar la ignorancia.
Gracias, Félix. Saludos muy cordiales.
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