03 agosto 2014

Centenario del primero de los pozos de oro negro que transformaron Venezuela

La historia de Zumaque 1 sirve de espejo para conocer como
nació la industria petrolera en el patio trasero de los EE UU
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Hace ya unos años, los medios convencionales correctos pusieron de moda hablar mal de Venezuela… bueno, lo cierto es que no ha sido así exactamente, sino que impusieron el mandato "¡hablen mal del Gobierno venezolano!", del bolivarismo y de Hugo Chávez. Tanto insisten n decir pestes --medias verdades y mentiras-- que la moda y el mandato han acabado perjudicando a Venezuela en general, a la economía del país y a todos los venezolanos.
Pero este post no es para hablar de ese criterio ideológico, ¡no informativo!, sin menoscabo de que el chavismo sea criticable, como el felipismo, el aznarismo y demás personalismos democráticos pero peligrosamente mesiánicos.
Ese párrafo inicial viene a cuento de que a pesar de la "venezolanitis" mediática, estos días se cumple un siglo de la puesta en marcha del primer pozo petrolero de Venezuela y, paradójicamente, casi ningún medio ha tratado tan significativa como instructiva efemérides.
La historia de ese pozo, conocido popularmente como Zumaque I, tiene mucha miga y ayuda a conocer el pasado reciente de Venezuela y, por tanto, entender un poco mejor la Venezuela actual.

[La más chocante de las desmemorias, tanto con respecto a esta como a otras efemérides, es la que padecen --sea voluntaria, por desidia o por imposición-- los diarios impresos. Chocante porque el futuro de la prensa pasa en gran medida por acometer la tarea de contextualizar noticias, hechos y personas, los actuales y los del pasado: todos los que ayudan a entender el presente.

Sin embargo, pese a que el producto informativo que vende la prensa solo está fresco una vez cada 24 horas, numerosos propietarios de editoras y gestores de ese negocio siguen empeñados en que su atractivo comercial (¿?) sean las informaciones que la mayoría de sus clientes ya conocen vía radio, TV o internet.
Estos días, es probable que los propietarios de periódicos estén contentos por el recién aprobado canon que reclamaba la AEDE (la mal llamada tasa Google), pero resulta grotesco que celebren ese y otros regalos del poder político pues esa compensación por informar tarde y arrastras es el chocolate del loro, apenas un tacita; además de un plato de lentejas...
Pero dejemos los suicidios por desidia (o por infantil codicia) y el futuro de la bancarizada prensa española para otro día y vayamos al asunto del post]
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De la Venezuelan
Developement Company
Petroquiriquire pasando
por un abogado listo 
la Royal Dutch Shell

El centenario ingenio extractor es conocido por el nombre del predio donde fue emplazado: Zumaque, vocablo que en origen es el nombre indígena de un arbusto endémico de la zona; pero oficialmente fue bautizado MG-1 por ser el primero de la explotación de Mene Grande, topónimo que por aquel entonces solo identificaba a una localidad y su comarca, pertenecientes al municipio de Baralt, en el Estado de Zulia [ver mapa adjunto].
Que en Mene Grande había petróleo era cosa conocida de viejo porque, al igual que en zonas de Mesopotamia, abundaban las emanaciones naturales de "aguas negras ardientes"...
Recién iniciado el siglo XX los geólogos confirmaron lo sabido y el representante de la empresa británica Venezuelan Developement Company (VDC), obtuvo --o sea, compró-- licencia para la exploración de un área que abarcaba algo más de un cuarto de millón de kilómetros cuadrados, superficie equivalente a media España.
Tan generosa prebenda fue concedida --o sea, vendida-- por el gobierno del dictador Juan Vicente Gómez, el general del Ejército que dirigió el país como jefe del ejecutivo o presidente durante 27 largos años: 1918-1935.
Gómez, cuyo padre también fue general del ejército venezolano, fue uno de los dictadores que poco a poco pero sin descanso convirtieron Venezuela en un país económicamente colonizado y que, como la mayoría de los dictadores, puso el énfasis en reforzar el poder de la Administración y hacer alardes en el campo de las obras públicas, destacando como símbolos de su mandato la plaza de toros y los jardines de Maracay, su amada y generosamente subsidiada ciudad de Maracaibo.
En fin, que Gómez se tomó lo de las "aguas negras ardientes" como un negocio, ¡otro más!, y puso alfombra roja al capital extranjero.
No obstante, el primero de los actos de grave desidia y desvergüenza que en materia petrolera tanto daño han hecho a Venezuela se vivió en 1911, cuando una vez caducada la licencia de la compañía británica, que apenas había hecho nada, el abogado venezolano Rafael Max Valladares adquirió la concesión [¡qué suertudo!.. ¿verdad?] y se hizo rico al venderla inmediatamente después a la estadounidense Caribbean Petroleum Company.

[¿Cuál fue el papel o la función que jugó exactamente ese letrado?, ¿el de un avispado hombre de negocios?, ¿o el de un vulgar pero muy bien relacionado comisionista que se prestó a ejercer de testaferro?...]

La Caribbean era filial de General Asphalt Company (GAC), que tal como estaba previsto fue adquirida posteriormente por la anglo-nerlandesa Royal Dutch Shell.
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Primera refinería y consolidación de la industria petrolera 

La Caribbean, con sede en Nueva York, inició la exploración, confirmó otra vez lo sabido, el equipo de geólogos y economistas concluyó que la rentabilidad de las extracciones estaba garantizada y recomendó el inicio inmediato de las perforaciones.
Exactamente, el 31 de julio de 1914 empezó a fluir el petróleo y una semana después el MG-1 inició su vida comercial con una producción de 264 barriles diarios. En 1917, con varios pozos ya en funcionamiento y una producción diaria de 8.000 barriles, Caribbean construyó la primera refinería.
El pozo Zumaque I, que sigue funcionando aunque su producción es irrelevante, y el campo petrolífero de Mene Grande constituyen un hito en la historia de Venezuela, pues fue el primer motor de la Venezuela del siglo XX, no solo porque allí fluyera por primera vez el oro negro, sino también porque marcó el inició de la transformación del país con efectos y consecuencias que van mucho más allá de la economía.
En Mene Grande también se constituyó el primer sindicato petrolero, en 1925, que lógicamente el general Gómez prohibió y reprimió. 
Al año siguiente de morir el dictador [que como casi todos los de su calaña falleció rico, respetado y en la cama], en 1936 fue convocada la primera huelga del sector que, también lógicamente, fue salvajemente reprimida por otro general, Eleazar López Contreras.
El 1 de enero de 1976, el pozo Zumaque I fue el escenario elegido para celebrar los actos oficiales de la nacionalización de la industria petrolera, bajo la presidencia del polémico Carlos Andrés Pérez Rodríguez... pues sí, ¡el del caracazo!
El Zumaque I y demás instalaciones de la Royal Dutch Shell fueron transferidas a Maraven, filial de Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima (PDVSA); en 1976 Mene Grande pasó a manos de Repsol mediante un singular convenio operativo y desde 2007, con la renacionalización parcial de la industria petrolera decretada por Hugo Chávez, el MG-1 pertenece a la empresa mixta Petroquiriquire (= PDVSA + Repsol).
Lo dicho, un centenario altamente significativo y extrañamente olvidado en esta España enferma de la imperial y árida venezuelanitis mediática.

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