Gripe aviar, Tamiflu, Rumsfeld y Bush

Gripe aviar y Tamiflu. Un binomio del que prácticamente todos los ciudadanos de Occidente han oído hablar: la enfermedad y el fármaco que supuestamente lo cura.

¿Quién era la propietaria de la fórmula y patente del antigripal Tamiflu hasta 1996?: La empresa norteamericana Golead Sciences Incorporated, que ese año vendió sus derechos a los laboratorios Roche. ¿Y quién era el presidente de Golead Sciences Incorporated?:
Donald Rumsfeld, mano derecha de George Walker Bush en asuntos geopolíticos...

Bastó que Estados Unidos tocara la campana de alarma para que el mundo temblara de miedo ante la perspectiva de una pandemia. A pesar de que han transcurrido nueve años desde que el famoso virus de la gripe aviar fuera detectado en Vietnam y no llegan aún a cien las víctimas mortales. 
Una media pues de once fallecimientos al año... ¡en todo el mundo! Un detalle insignificante que no impidió a Bush emprender su segunda guerra preventiva en poco tiempo, esta vez para luchar contra otra arma de destrucción masiva tan vaporosa como las encontradas en Irak: el virus H5N1. 
A fin de cuentas había hallado también una poderosa arma preventiva, un antiviral llamado Tamiflu que comercializaba la empresa suiza Roche y que en apenas unos días se convirtió en la gallina de los huevos de oro. 
De hecho, los ingresos por su venta pasaron de 254 millones (de dólares) en el 2004 a más de 1.000 millones en 2005.

El texto precedente, en cursiva, forma parte de un artículo del que es autor José Antonio Campoy, en Discovery Salud. 

Sí, es cierto, Discovery Salud es una web menor. Para quien no se fíe --porque en este Occidente tan manipulado y manipulable es lógico que abunde la desconfianza--, conviene precisar que la falsa eficacia de Tamiflu ya ha sido denunciada por reconocidos científicos en numerosas publicaciones médicas de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Italia, Noruega, Suecia…
¿Por qué ha obtenido tan escasa difusión esa denuncia? La respuesta es obvia.