El inicio de los trabajos parlamentarios que deben desembocar en la aprobación de los presupuestos generales del Estado para 2010 ha vuelto a poner encima de la mesa, como cada año, una polémica guadiana: ¿Conviene subir los impuestos, o bien hay que bajarlos?, ¿qué es más justo?, ¿qué es más adecuado desde un punto de vista social y económico?
Los partidos responden al gusto y casi siempre atendiendo a cuestiones inmediatas, aparte de que hay políticos que parecen convencidos de que hablar por hablar es igual que razonar…
Los partidos responden al gusto y casi siempre atendiendo a cuestiones inmediatas, aparte de que hay políticos que parecen convencidos de que hablar por hablar es igual que razonar…
Además, cuando de fiscalidad se trata recurren a las medidas verdades, lo que implica un 50 % de mentiras. De modo que ante la que se avecina, pues el debate presupuestario se prolongará durante varios meses, conviene recordar tres detalles útiles para vacunarse contra la demagogia y las medias verdades:
1. Según cálculos de los técnicos de la Agencia Tributaria, durante el año 2007 el fraude fiscal en el Estado español superó los 88.000 millones de euros (unos 58.000 millones fueron burlados a Hacienda y 30.000 millones, a la caja de la Seguridad Social). Más del 90 % de esas pérdidas son protagonizados por personas físicas o jurídicas de las clases altas o vinculadas al mundo de las finanzas (...¡sin olvidar el negocio de la liga de las estrellas!)
2. Tomando como base las cifras globales del impuesto sobre la renta de las personas físicas correspondientes a los últimos ejercicios, los empresarios españoles abonan por el IRPF una media de 6.000 euros menos que los asalariados. Semejante despropósito no se da en ningún otro país de la Unión Europea (UE).
3. El Estado español es el miembro de la UE que menos dinero gasta en recaudar impuestos, pues sólo dedica a ese menester el equivalente al 0,06 % del PIB (ningún otro país comunitario dedica menos del 0,10 %). Esta evidente falta de voluntad en materia recaudatoria es de origen político y explica en gran medida el elevado fraude fiscal existente.
Sirvan estos tres apuntes para desenmascarar a quienes cíclicamente afirman que la presión fiscal del Estado español es insufrible... Lo insufrible es el descaro de los que están en política para defender prebendas y hacen lo que sea --incluso mentir-- para emponzoñar los debates.
Felix me ha parecido interesantísima tu entrada. Y tienes razón. Los políticos nos ilustran, respecto a la fiscalidad, siempre con medias verdades que como bien dices son medias mentiras. Tus conclusiones son impecables.
ResponderEliminarGracias. He aprendido bastante. Lo que es realmente vergonzoso es que el fraude fiscal suponga 88.000 millones de euros. Me dan escalofríos.
Un beso
Opino como Carmen ha sido un post muy instructivo.
ResponderEliminarSólo tengo una pega los impuestos que no se cobran por un lado, te acaban machacando en el diesel o algo así, pero sin ton ni son, no salen las cuentas pues se sube esto o otro sin mayores estudios.
Saludos
Vaya tela marinera!! Esos tres detalles son desde luego una pasada, que fuerte! Menuda panda ...
ResponderEliminarUn abrazo
Hola
ResponderEliminarDesde mi punto de vista, la evasión fiscal es uno de los graves efectos del descrédito social de los poderes político y administrativo. No entro en si esta percepción es justa o injusta; la realidad es que el ciudadano no percibe en los poderes públicos un modelo de emulación social “virtuosa”. Cuanto menor sea el prestigio del Poder, menor prestigio el pago de impuestos y por el contrario, a mayor prestigio del Poder, mayor fuente de prestigio el pago de impuestos y mayor descrédito el impago.
Creo por tanto que la mejor medida contra la evasión fiscal es secar el manantial principal que lo alimenta y justifica: el desprestigio del Poder.
Un saludo. Álvaro
Y no solo eso. Con el pretexto de la crisis se está intentando flexibilizar los contratos laborales y se presiona para conseguir reducciones impositivas a las empresas con lo cual las rentas altas (verdaderamente altas) pagarán cada vez menos y los trabajadores cada vez más sumándole a esto la precarización de sus puestos de trabajo.
ResponderEliminarAsí fue en la Argentina, hace poco más de diez años.
Un abrazo.
AL ANÓNIMO (ÁLVARO),
ResponderEliminarLa negativa a pagar impuestos es muy muy muy anterior al desprestigio del Poder.
Es más, los que desde la primera revolución industrial (fin del Antiguo Régimen) se dedican a acumular dinero son los que detentan u ostentan el Poder (que no es lo mismo) y, al mismo tiempo y con similar intensidad, son los que más interesados y más ayudan a desprestigiar el Poder (al Estado).
Al egoísmo (capitalismo salvaje) le encanta el caos, la desregulación, el darwinismo...
El desprestigio del Poder no es el origen de la evasión fiscal, sino que cronológicamente es al revés.
En este caso no ha lugar la confusión del huevo y la gallina.
Bueno entonces el problema no esta solamente en el fraude fiscal sino que hay que enfocar de el pobre desempeño de la gestión fiscal que es incluso más grave que lo otro.Es como un agujero negro donde la distribución no es equitativa y encima permite el crecimiento de la corrupción.
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