El vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Antonio Cañizares, ha llamado a la desobediencia civil y a conculcar la ley. Y lo ha hecho con violencia verbal, tergiversando conceptos, burlando la moral cristiana y reinterpretando la Constitución.
He aquí sus cinco falacias fundamentales:
1. El cardenal acusa de «colaborar con el mal» a los centros de enseñanza (incluidos los católicos concertados) que impartan la asignatura Educación para la Ciudadanía.
Cañizares estima que la Iglesia Católica tiene la medida exacta e incontestable de lo que es bueno y de lo que es malo... Si Cañizares cree realmente que su iglesia siempre tiene la razón y está en posesión de la verdad, debería ir a un psiquiatra. Así de sencillo.
Cañizares estima que la Iglesia Católica tiene la medida exacta e incontestable de lo que es bueno y de lo que es malo... Si Cañizares cree realmente que su iglesia siempre tiene la razón y está en posesión de la verdad, debería ir a un psiquiatra. Así de sencillo.
Imagen parcial del colegio cardenalicio durante la eucaristía celebrada en el Estado del Vaticano con motivo de la entronización de Benedicto XVI |
De hecho, confundir moral y religión revela un elevado grado de incultura, o de manipulación.
En el caso de Cañizares, como en otros de similar tenor, es evidente que no se trata de incultura, sino que dice simplezas como esa con el propósito de confundir e imponer dogmas.
El laicismo y la moral se mueven en planos conceptuales diferentes y afectan a aspectos del discernimiento y del comportamiento parcialmente distintos, aunque lo uno pueda influir en mayor o menor medida en lo otro. Entre los partidarios del laicismo hay criterios morales dispares, al igual que entre los cristianos.
3. El cardenal acusa al Gobierno de imponer una conciencia moral determinada.
Cañizares miente o vuelve a simular ignorancia al equiparar moral y religión; sin olvidar que la asignatura Educación para la Ciudadanía no conculca las doctrinas básicas que difundió Jesús el Nazareno.
Ocurre, y esto es fundamental subrayarlo, que la Iglesia Católica dejó hace tiempo de ser cristiana para ser un aparato que instrumentaliza el cristianismo.
Cañizares niega la legitimidad del Estado para promover valores que son imprescindibles para la convivencia. ¿Por qué la curia católica odia tanto el libre albedrío y se empeña en burlar la privacidad de los ciudadanos?
Cañizares miente o vuelve a simular ignorancia al equiparar moral y religión; sin olvidar que la asignatura Educación para la Ciudadanía no conculca las doctrinas básicas que difundió Jesús el Nazareno.
Ocurre, y esto es fundamental subrayarlo, que la Iglesia Católica dejó hace tiempo de ser cristiana para ser un aparato que instrumentaliza el cristianismo.
Cañizares niega la legitimidad del Estado para promover valores que son imprescindibles para la convivencia. ¿Por qué la curia católica odia tanto el libre albedrío y se empeña en burlar la privacidad de los ciudadanos?
4. El cardenal insiste en que los padres son dueños de decidir la moral de sus hijos, cuando en realidad quiere decir que deben sumergir a sus hijos en el catolicismo.
Educación para la Ciudadanía es escrupulosamente respetuosa con la religión y en cuanto a moral, la nueva asignatura sólo entra en aspectos colectivos que afectan a la vida en sociedad.
Cañizares está convencido de que la única moral correcta es la de la Iglesia Católica.
5. Por último, Cañizares hace una lectura torticera del artículo 27.3 de la Constitución,.
El cardenal otorga poderes discrecionales a los padres, como si los hijos fueran perros, gatitos o canarios, negando todo discernimiento a los menores de edad, a los que Cañizares reduce a la inanidad mental y a que adopten ¿por mandato divino? todos los criterios morales de sus padres... ¡siempre y cuando estos sean católicos integristas!
Pero la Constitución no ampara el supuesto derecho de los padres a que los padres enseñen a sus hijos sus valores, sena los que sean; la Constitución no autoriza a los padres a que robar, a fornicar sin atender responsabilidades afectivas, a que apliquen criterios xenófobos en sus relaciones sociales, a que odien al vecino porque tuvo un pleito con papá, a que sean egoístas o católicos por narices.
En todo caso, Educación para la Ciudadanía ni siquiera roza las competencias propias y estrictas de los padres, pero la Iglesia sí.
Educación para la Ciudadanía es escrupulosamente respetuosa con la religión y en cuanto a moral, la nueva asignatura sólo entra en aspectos colectivos que afectan a la vida en sociedad.
Cañizares está convencido de que la única moral correcta es la de la Iglesia Católica.
5. Por último, Cañizares hace una lectura torticera del artículo 27.3 de la Constitución,.
El cardenal otorga poderes discrecionales a los padres, como si los hijos fueran perros, gatitos o canarios, negando todo discernimiento a los menores de edad, a los que Cañizares reduce a la inanidad mental y a que adopten ¿por mandato divino? todos los criterios morales de sus padres... ¡siempre y cuando estos sean católicos integristas!
Pero la Constitución no ampara el supuesto derecho de los padres a que los padres enseñen a sus hijos sus valores, sena los que sean; la Constitución no autoriza a los padres a que robar, a fornicar sin atender responsabilidades afectivas, a que apliquen criterios xenófobos en sus relaciones sociales, a que odien al vecino porque tuvo un pleito con papá, a que sean egoístas o católicos por narices.
En todo caso, Educación para la Ciudadanía ni siquiera roza las competencias propias y estrictas de los padres, pero la Iglesia sí.
Cañizares es un irresponsable o, a lo peor, ansía que el hombre vuelva a ser esclavo de la amoralidad de la Iglesia Católica medieval o de la curia que bendijo a los cruzados que desencadenaron la guerra civil de 1936-39; o quizá Cañizares aspira a revitalizar los criterios de los curas católicos anticristianos que aprobaron cientos de fusilamientos durante las décadas de 1940 y 1950.
De un tiempo acá, los pronunciamientos de la Iglesia Católica están cada vez más alejados de la realidad, conculcan criterios morales básicos del cristianismo y siembran disensos que perjudican gravemente a la convivencia entre los ciudadanos.
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NOTA:
Quien esto suscribe se educó hasta concluir el preuniversitario en colegios católicos (exactamente, jesuitas) y mamó desde niño los principios judeocristianos que informan los valores morales y éticos predominantes en Europa, pero jamás escuché de los sacerdotes que me instruyeron en el catolicismo que este sea una verdad universal fuera de la cual es imposible vivir en sociedad.
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Quien esto suscribe se educó hasta concluir el preuniversitario en colegios católicos (exactamente, jesuitas) y mamó desde niño los principios judeocristianos que informan los valores morales y éticos predominantes en Europa, pero jamás escuché de los sacerdotes que me instruyeron en el catolicismo que este sea una verdad universal fuera de la cual es imposible vivir en sociedad.
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de paso podían rechazar el mal dinero que reciben
ResponderEliminarSin ánimo de generalizar, esta mañana hablando del tema con unas religiosas, han calificado a Cañizares de "impresentable".
ResponderEliminarHay de todo...
Justo este semestre pasado he estado cursando la asignatura de Filosofía moral y en el debate virtual mantenido comenté que, en mi opinión, los líderes religiosos en general muestran una gran falta de ética.
ResponderEliminarPor eso también me hierve la sangre cada vez que les oigo hablar de moral como si fuera algo exclusivo suyo.
Si estos "señores" fueran éticos, harían lo indecible por fomentar en todo momento el diálogo, la convivencia y la empatía entre los ciudadanos del mundo, en lugar de ir metiendo cizaña entre todos aquellos que no les ríen la gracia.
¡Qué miedo me dan las personas que se creen en poder de la Verdad! ¡Y qué pena!