Con mayor claridad que nunca desde otoño de 2007 --que fue cuando la crisis financiera sufrió el primer estallido en Estados Unidos--, durante las dos últimas semanas la actividad bursátil ha demostrado hasta la saciedad que era falsa la afirmación electoralista del PP de que un gobierno socialdemócrata --el de Rodríguez Zapatero-- era la causa fundamental del malvivir de la economía cotidiana y de las finanzas españolas.
Uno de los factores que más han influido en el reciente derrumbe del selectivo español, el Ibex, es la decisión adoptada el pasado 15 de febrero por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (es decir, por el actual Gobierno), por la que volvió a permitir las llamadas operaciones cortas [ver nota].
Uno de los factores que más han influido en el reciente derrumbe del selectivo español, el Ibex, es la decisión adoptada el pasado 15 de febrero por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (es decir, por el actual Gobierno), por la que volvió a permitir las llamadas operaciones cortas [ver nota].
A partir de ese momento, la caída del Ibex se agudizó y ha llegado a ser superior el 20 % en lo que va de año; a lo que también ha contribuido, sin duda, la posibilidad de que España sea sometida a una intervención financiera a la griega; riesgo que sigue en aumento pese a que gobierna el partido que iba a despejar el horizonte económico de los españoles nada más llegar a la Moncloa.
Para colmo, que el Ibex haya llegado a caer más del 20 % en apenas tres meses ha dañado a los pequeños ahorradores, tanto que algunos difícilmente lograran que su inversión recupere valores razonables a corto y medio plazo. Es más, la decisión del pasado 15 de febrero ha beneficiado doblemente a los especuladores, pues no pocos de los pequeños inversores han intentado recuperar parte de su dinero y han vendido barato.
A la postre, el Gobierno de Rajoy no sólo aplica las más fuertes subidas fiscales habidas en España durante el último cuarto de siglo, no sólo cercena derechos laborales, no sólo impone repagos [mal llamados copagos] en las prestaciones sanitarias públicas y no sólo recorta la partida de educación, sino que además castiga a los pequeños inversores y beneficia a los especuladores.
NOTA:
¿En qué consisten las operaciones cortas?
De entrada, conviene recordar que en agosto del año pasado y a fin de poner coto a los incontrolables y perniciosos trastornos que acusaban las actividades financieras y bursátiles, varios gobiernos de la Unión Europea prohibieron parcialmente las posiciones cortas, entre ellos el español.
La forma más clara de explicar el funcionamiento de las operaciones cortas es zambullirse en un supuesto. Veamos:
1. Imagínese usted, amable lector o lectora, que dispone de 50.000 euros para invertir y que quiere obtener un rendimiento rápido sin correr grave riesgo de sufrir pérdidas;
2. Usted, con esos 50.000 euros en el bolsillo, se entera por informaciones de varios analistas bursátiles o/y gracias a una filtración que las acciones de la sociedad Xxx perderán circunstancialmente su valor pese a ser una compañía viable y tener el futuro garantizado --como ocurre tantas veces;
3. Usted se pone en contacto con un accionista de la firma Xxx que posee participaciones con voluntad de conservarlas, le alquila un paquete de títulos por valor de 450.000 euros abonando para ello los 50.000 de que dispone y con el compromiso de devolver los títulos sin coste alguno para el alquilador en un plazo de tiempo predeterminado (una o dos semanas, uno o dos meses, el plazo que sea);
4. Las acciones que usted ha alquilado se cotizan a 10 euros la unidad y usted, sabedor de que se depreciarán, las coloca fácilmente e ingresa los 450.000 euros de su valor;
5. Los títulos de Xxx, en efecto, empiezan a bajar con inusitada fuerza hasta los 8,50, los 8 y llegan a cotizarse a sólo 6,60 euros la unidad; y es entonces cuando usted los recompra por 300.000 euros y los devuelve a quien se los alquiló;
6. A la postre, usted invirtió 50.000 euros en alquilar el paquete accionarial, lo vendió por 450.000 euros y lo recuperó pagando sólo 300.000; de modo que ha obtenido un beneficio bruto de 150.000 que, una vez restados los 50.000 que pagó al alquilador, supone un beneficio neto de 100.000 euros. Es decir, usted ha duplicado los 50.000 euros iniciales que poseía en sólo dos semanas o un mes, y el propietario de las acciones ha ganado otro tanto --lo que usted le pagó por disponer temporalmente de los títulos.
Es más, aunque las acciones no hubieran recuperado su valor inicial, quien las alquiló estaría en gran medida satisfecho, pues habría ganado los 50.000 euros que cobró por prestar temporalmente sus títulos.
Así funcionan, resumiendo, las llamadas operaciones cortas, que es un ardid bursátil --otro más-- mediante el que quienes tienen dinero hacen más dinero.
Capitalismo ultraliberal (¡y primitivo!) en estado puro.
Cousas coma éstas crearon a crisis. O curioso é que para combatir, foméntase aínda máis a especulación....O mundo do revés??
ResponderEliminarMáis clariño que o que dis, imposible: fomentase aínda máis a especulación.
ResponderEliminarDe feito, esa é a máxima do capitalismo ultraliberal: concentrar o capital e, con el, o Poder. Para eles os partidos conservadores, ou as ditaduras --esas que desculpan--, só teñen o valor dun instrumento.