03 octubre 2006

La Hacienda española es católica, apostólica, romana y mentirosa

Quienes marcan la casilla de la Iglesia solo aportan lo que deben cotizar,
ni un euro más: la curia es financiada por todos los contribuyentes
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El acuerdo entre el Gobierno español y la Conferencia Episcopal «vincula los ingresos de la Iglesia de manera directa y expresa a la voluntad de los contribuyentes», ha asegurado el Gobierno.
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Quienes afirman que sólo los católicos
pagan a la Iglesia, MIENTEN
¿Por qué? Muy sencillo:
Según la falacia gubernamental, sólo donan dinero a la Iglesia los contribuyentes que así lo indican en la declaración de la renta… ¡Falso!
El contribuyente que en la declaración de la renta marca la casilla que favorece a la Iglesia no aporta ni un solo euro más de los que le corresponden, pues abona a la Hacienda pública la misma cuantía marque o no la casilla católica.
El dinero que se detrae del conjunto de las declaraciones con la excusa de la X se resta de lo que todos los contribuyentes han aportado a las arcas públicas, pues los declarantes católicos no han entregado ni un solo euro más de los que debían pagar.
Eso sí, el falaz argumento artillado por el Gobierno merece aplauso por su sagacidad: lo único que aportan quienes marcan esa casilla es la coartada.
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Pero la cosa no se queda ahí, hay más
Por si fuera poco, a la cantidad justificada con esas falsas aportaciones personales hay que sumar los miles de millones que el Estado entrega a las empresas, colegios y entidades que administra la Iglesia Católica a su libre albedrío.
Además del dinero que procede del Estado, la Conferencia Episcopal posee un patrimonio de valor incalculable cuyo mantenimiento también es costeado en gran medida con el dinero de todos los ciudadanos, sean católicos o no.
En paralelo, la Iglesia Católica destina parte del dinero recibido a instrumentos financieros de renta fija y variable a través de varias sociedades de inversión de capital (sicav). Esos y otros negocios de la Iglesia Católica son legítimos, naturalmente, pues toda entidad privada tiene derecho a ganar dinero como legalmente decida y pueda. Cosa bien distinta es que la Conferencia Episcopal se beneficie de derechos propios de la Edad Media, una especie de peaje o diezmo, igual que durante la dictadura.
Lo único que ha cambiado es que ahora el Estado dice que la curia solo recibe dinero de sus socios, fieles o seguidores: el Gobierno y la Iglesia Católica mienten.

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