El pasado viernes (9 de marzo), el día antes de la manifestación antigubernamental convocada por el PP en Madrid, un conocido que milita en ese partido --adscripción legítima y respetable--, en amigable conversación a la hora de los vinos en un barcito de Monte Alto (A Coruña), vaticinó que «esta vez llegaremos a los dos millones».
Y en efecto, hoy, ya de regreso, ha telefoneado para felicitarse por el éxito: «¿Qué, lo viste? ¡Éramos más de dos millones!» Sin embargo, los cálculos realizados con rigor apartidario indican que en torno a 1.700.000 de esos 2.000.000 de manifestantes se quedaron en casa o fueron a misa, a pasear, al campo, de compras...
Y en efecto, hoy, ya de regreso, ha telefoneado para felicitarse por el éxito: «¿Qué, lo viste? ¡Éramos más de dos millones!» Sin embargo, los cálculos realizados con rigor apartidario indican que en torno a 1.700.000 de esos 2.000.000 de manifestantes se quedaron en casa o fueron a misa, a pasear, al campo, de compras...
Otro aspecto descollante --máxime tras las declaraciones de los dirigentes del PP desmarcándose de los grupos de extrema derecha-- consistía en comprobar si el PP cumpliría su palabra y evitaría la exhibición de banderas franquistas, consignas insultantes y pancartas difamatorias.
Con relación a la cifra de asistentes, basta con visitar la bitácora EL MANIFESTÓMETRO.
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