España es el Estado miembro de la Unión Europea (UE) donde mayor impacto demográfico --¡a todas luces positivo!-- ha tenido la inmigración durante el decenio 1994-2004. Venturosamente, esa circunstancia se ha repetido en los años 2005 y 2006. Pero el caso español, al margen de singularidades, que las hay, forma parte de un escenario continental que es inquietante, sobre todo en el sur y en el área centro-oriental.
La situación no es preocupante porque la inmigración vaya a más, sino porque la población residente en la UE de 65 o más años de edad ya igualó la de niños en 2004 y la evolución va a peor; es decir, más población anciana y descenso de la tasa de menores de edad.
La situación no es preocupante porque la inmigración vaya a más, sino porque la población residente en la UE de 65 o más años de edad ya igualó la de niños en 2004 y la evolución va a peor; es decir, más población anciana y descenso de la tasa de menores de edad.
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