15 octubre 2012

Catalunya ya dispone de un manual de seguridad para afrontar la guerra con España...

Los rifirrafes que de un tiempo acá se suceden entre nacionalistas españoles y catalanes --que ya son tradicionales cuando los primeros acceden al Gobierno central del Estado-- han motivado que un colectivo de expertos catalanes de diversas especialidades trabaje en la elaboración de una serie de normas y consejos de todo orden que permitirán racionalizar el desarrollo de la inminente guerra entre España y Catalunya, baño de sangre que algunos, como sería el caso del eurodiputado Alejo Vidal-Quadras (PP), parecen desear...
Los objetivos fundamentales de la iniciativa son que no muera nadie y que los soldados de ambos ejércitos cumplan las obligaciones cotidianas de todo buen ciudadano, amén de mantener activo el comercio y la actividad escolar, entre otros retos.
Los trabajos confeccionados por los especialistas ya han sido colgados en la Red.
Por el contrario, en el territorio no catalán de la actual Reino de España nadie ha asumido una iniciativa similar. En este aspecto, la sociedad catalana ha sido más diligente a la hora de afrontar su futuro inmediato. Del manual de seguridad ya redactado, he traducido al castellano una serie de frases que prueban el rigor con el que ha sido acometida la tarea:
«Habrá dos bandos, el bueno y el malo, en Catalunya el bueno es el catalán y el malo el español, y en España al revés…
«Advertimos a los militares españoles que os desplacéis en tanques a Barcelona que quienes entréis por la Diagonal debéis aparcar en el Paseo de Gracia y los que accedáis por la Meridiana, en el Paseo de San Juan…
«Los tanques aparcados en doble fila serán retirados por la grúa municipal
«Os recordamos que si necesitáis repostar carburante lo hagáis antes de entrar en territorio enemigo para ahorraros el céntimo sanitario…
«El hastag de la guerra será #guerrapacifica
«Es obligatorio portar casco…
«Las normas son de obligado y estricto cumplimiento. El soldado que las incumpla quedará excluido durante 24 horas…
«Existirán zonas neutrales para recargar las armas y hacer las necesidades biológicas, orinar en la calle acarreará una multa de 70 euros…
«El bando enemigo [por el español] tendrá prohibido entrar en el zoo de Barcelona debido a las malas prácticas de su Rey…
«Estarán prohibidas las estanqueras con pollos [la bandera española franquista que porta el águila imperial] por ser inconstitucionales y las estrelladas [la bandera catalana de los independentistas, que incluye una estrella] podrán ser exhibidas pero jamás deberán ser izadas en mástil debido a que no es la oficial…
«Estará completamente prohibido bombardear el Camp Nou cuando el sábado haya partido, pues si se suspende no quedan fechas libres para jugar hasta finales de febrero…
«Los colegios abrirán aplicando el horario normal...
«El comercio sólo podrá abrir fuera de horario de guerra…
«Para solicitar acreditación de prensa será preciso acudir al Col·legi de Periodistes de Catalunya y presentar el título correspondiente, Sara Carbonero no podrá ser corresponsal de guerra porque no lo tiene. A Paco Maruhenda [director de La razón] tampoco se lo daremos porque no nos cae bien…»
NOTA: El humor puede ser un instrumento útil ara reforzar o recuperar la sensatez.
"INFORMACIÓN" relacionada:
* "El primer catalán españolizado sigue vivo y evoluciona favorablemente", en El Mundo Today.

4 comentarios:

  1. El humor, sin duda, es un efectivo instrumento de distensión.

    Por otra parte, el "discurso anti-patrias" siempre ha resultado vistoso, progre y seductor para muchas personas. "Fuera fronteras, seamos ciudadanos del mundo. El verdadero problema es el económico, el de la justicia social, el de las clases. Los nacionalismos son aldeanos y obsoletos en un mundo globalizado". A algunos les resulta difícil no apuntarse a esto.

    Sin embargo, algún fallo radical debe haber en el "discurso antipatrias" cuando parece dar de lado, incluso oponerse, a la voluntad manifiesta de millones de ciudadanos, de
    vastas comunidades humanas que han expresado su voluntad de regir por sí mismas sus asuntos. Y cuando parece ignorar el radical problema de intolerancia y autoritarismo que singulariza al Estado español.

    Y es que el "discurso antipatrias", tan declamatorio, suele de corto vuelo. Tras la grandilocuente "ciudadanía del mundo" suele traer pocas ideas para escapar del más temible nacionalismo, coactivo y expansivo: el centralista. Por lo tanto, terminado su corto vuelo, el "discurso anti-patrias" suele aterrizar en lo que ya hay. O sea, nada de esas tonterías de las patrias: quedémonos en/con lo que ya hay. Quedémonos, quizás, no más allá de la una-grande-libre.

    El problema económico es general en Europa. Pero en el Estado hay unos cuantos problemas añadidos: el de la intolerancia y el cainismo, el inquisitorial, el del acoso al diferente, el del autoritarismo. Y un discurso que no capta estos problemas particulares es un discurso fracasado.

    Los nacionalismos puede que no tengan sentido cuando se han consumado y han logrado sus objetivos. Un "nacionalismo francés" puede sonar desfasado hoy día, pero estaba radicalmente vigente en el tiempo de la invasión alemana.

    El nacionalismo, el no consumado, no es más que una variante de la lucha por la libertad.

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    1. Básicamente, suscribo lo que expone.
      Sólo añadiré una reflexión:
      Si las fronteras administrativas o estatales constituyen un factor ajeno a lo esencial, tan absurda es la posición de quienes se niegan a cambiarlas como la de quienes insisten en hacerlo.
      Dicho de otro modo -y en esto creo que coincidimos los que analizamos el asunto sin clichés ni prejuicios-: conviene tener en cuenta las premisas y el contenido de los unos y de los otros, por lo que me parece más comprensible desde una óptica "humana" y social la postura de los ciudadanos catalanes que piden la independencia (¡entre los que hay todo tipo de ideologías!) que la posición rabiosamente uniformadora de los nacionalistas españoles, en cuya base subyace un estatalismo "religioso", incluso estaliniano, que queda reflejado en esa pulsión que tiene el PP por controlar todo más allá de lo estrictamente legal y aconsejable en democracia.
      Dicho esto, soy partidario de que ahora mismo lo más racional es relativizar esa pugna territorialista porque, entre otras cosas, el hipotético cambio de fronteras se está debatiendo de forma superficial, sin tener en cuenta que esa mudanza afectaría a todos, ¡todos!, los aspectos cotidianos de la vida cotidiana de las gentes.
      Unos y otros deberían pensar más en las consecuencias reales de lo que proponen que en los intereses tácticos y en los de partido, algunos de los cuales son peligrosamente viscerales.
      El PP, que parece olvidarse que tiene responsabilidades de gobierno, está echando leña al fuego de forma no sólo irresponsable, sino que la actitud de sus portavoces indica que han ganado los "destructores", pues han optado por defender un dogma en detrimento de la obligación ética de apostar por la convivencia.

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  2. Siento lo tardío de la respuesta, Señor Soria. Entiendo que su reflexión está inspirada en la prudencia y en las mejores intenciones.

    Me temo que las fronteras administrativas o estatales NO constituyen un factor ajeno a lo esencial, no por capricho geométrico, naturalmente, sino porque son esas fronteras las que delimitan y contienen a la comunidad humana que está expresando su voluntad de libre determinación. Y no veo por qué no podrían estar, en principio, tan exentas de problemas como la frontera italo-francesa o la checa-eslovaca... salvo por el hecho de que una de las partes en litigio se ha propuesto obstaculizar, criminalizar y perseguir a varios millones de personas si lo considera necesario para sus fines.

    También opino que algunos tertulianos amedrentadores, aparte de los agitadores unionistas del partido Popular, están exagerando las supuestamente gravísimas consecuencias que tendrían los cambios para todos nosotros. ¿Qué consecuencias hubo en el caso de Chequia y Eslovaquia? ¿Qué consecuencias habrá para Escocia, si se segrega? ¿Qué consecuencias habría para Quebec? Es evidente que algunas consecuencias habría, todo cambio las trae consigo, pero yo creo que las más graves serían precisamente las represalias que ya idea y proyecta contra los catalanes el antidemócrata talibanismo del PP. Las relaciones entre particulares del viejo Estado y del Estado emergente podrían continuar siendo en gran medida las mismas, si las partes implicadas así lo desean. Exactamente como sucede, digamos, en el comercio entre Catalunya y Francia, frontera mediante.

    Y aquí surgen, cómo no, cuestiones éticas antiguas, complejas y necesarias. ¿Es honesto, es aceptable, ceder a la amenaza de la fuerza durante años o durante siglos, como mal menor ante la acometividad y el cerrilismo del adversario? ¿No equivale eso a cercenar el progreso de las comunidades humanas?

    Y, desde luego, ¿es realmente tan anómalo, tan marginal, tan monstruoso el caso de la "entidad España" para que debamos pensar en la conveniencia de disuadir a un colectivo de varios millones de ciudadanos de que vea respetadas sus aspiraciones?



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    1. Lamento que la palabra "sustancial" utilizada en el contexto que lo hice pudiera dar a entender que resto todo significado a las fronteras. Mi intención era subrayar que los "unionistas" presentan la "frontera" como algo sagrado más que político y como si de ellas dependiera poco menos que el pilar de la existencia. Claro que tienen importancia, pero no son sagradas, por eso digo que bien puede cambiarse. Saludos.

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