Durante la Semana ¿Santa? el culebrón sobre la revuelta que se vive en el Tíbet ha batido marcas. Casi todos los medios del Occidente civilizado ejercen de eco de Radio Free (empresa financiada por Estados Unidos).
En paralelo, las informaciones de los medios y de las instituciones chinas son presentadas como la antítesis de la verdad... ¡La verdad! Y la verdad siempre tiene sus útiles loritos, gentes inocentes, ingenuas, miopes o ignorantes que tanto contribuyen al maniqueísmo.
Cosas y defectos estos que casi siempre son comprensibles, incluso disculpables, ¡pero también hay perversión, política manipuladora y malas intenciones!
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El "diablo" chino y el sátrapa divino
Resumiendo, el mensaje más común es simple: el Gobierno chino es satán y el Dalai Lama, la luz del bien.
Cosas y defectos estos que casi siempre son comprensibles, incluso disculpables, ¡pero también hay perversión, política manipuladora y malas intenciones!
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El Dalai Lama |
Resumiendo, el mensaje más común es simple: el Gobierno chino es satán y el Dalai Lama, la luz del bien.
Las palabras del jefe de gobierno regional del Tíbet, Champa Phunstok carecen de valor si se comparan con las de un comentarista o columnista occidental que, incluso estando de vacaciones a 15.000 kilómetros de Lhasa, tiene mayor autoridad geopolítica y refleja mejor la realidad que lo que pueda decir un chino, o un aliado o amigo de los chinos.
¡El escenario informativo es penoso!
¡El escenario informativo es penoso!
En aplicación de una regla de tres similar, todo cuanto dicen Cheney y Bush sobre la situación en Irak tiene más valor que lo que diga o escriba un bagdadí, máximo cuando este es un vulgar bloguero o un periodista ajeno a una gran agencia, una reputada emisora o un acreditado periódico occidental.
Naturalmente, el Gobierno chino no tiene toda la razón, ni cuenta toda la verdad. Lo cierto es que nadie tiene el 100 % de la razón ni nadie cuenta toda la verdad; entre otras cosas, porque la razón y la verdad absolutas no existen.
La coyuntura del Tíbet exige un análisis con memoria. Memoria para, por ejemplo, recordar que la relación Tíbet-China, incluidos los conflictos, no data de 1950, como algunos pretenden.
¿Por qué ese empeño en reducir trece siglos de historia común a los últimos 58 años?
De entrada, los interesados en saber --o intentarlo-- deberían leer, además de medios occidentalistas, la versión china de los hechos en, por ejemplo: Diario del Pueblo, Xinhuanet y China.Org, entre otros.
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Llevo días esperando oír o leer algo como lo que has comentado. Por fín. Por fín alguien aporta una versión distinta de la que se nos está dando como correcta. No es que piense que el gobierno chino sea un santo (líbreme dios o el diablo de hacer tal tipo de aseveraciones), pero tampoco es que me fíe de muchos medios occidentales. Creo que es muy oportunista todo este jaleo justo el año de las olimpiadas en Pekín, en paralelo a los problemas de contaminación exclusivamente industrial en la capital china (cuando realmente hay serios problemas de tormentas de arena provenientes del Gobi similares a las que a veces nos llegan desde el Sahara), y con la posible "dimisión" de un lider religioso que supuestamente (y me refiero a su modo de designación desde su propio punto de vista religioso) ha sido designado como reencarnación de otro lider religioso precedente (con lo cual una dimisión sería una banalización de su propia religión)... en fin, demasiadas coincidencias para ser fruto del azar.
ResponderEliminarEn cualquier caso, me temo una serie de plantes en cadena por parte de algunos países antes de las olimpiadas y un continuo goteo de desinformación hasta su inicio.
Un abrazo ;-)
Confieso mi ignorancia total en lo tocante a este conflicto y sus orígenes.
ResponderEliminarMuchas gracias por los enlaces, Félix.
Besos