La campaña electoral del 9-M, como todas, tiene características propias. En esta ocasión, uno de los aspectos más relevantes --el que más en el mundo de la información-- es el alto grado de implicación del poder financiero. En la España postfraquista es la primera vez que las entidades financieras y los grandes consorcios, amén de especuladores de toda laya, se implican sin disimular en la vida política.
El poder financiero es cada vez más inteligente y emplea más herramientas en torcer voluntades y condicionar decisiones en las empresas privadas dedicadas a la información y, para colmo, ha aprendido a maquillar sus acciones y casi nunca actúa de frente; dicho de otro modo, sus dirigentes y "comerciales" jamás dicen en público y por lo general tampoco en privado lo que realmente piensan y pretenden.
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¿Cómo actúa el poder financiero?
A la hora de actuar, el poder financiero no hace ascos a casi nada. Veamos un ejemplo, acaso el más habitual:
Una empresa propietaria de un medio está inmersa en un proyecto (o en un apuro) para el que necesita inversores y estos, inteligentes, aprovechan para establecer lógicos contactos con los responsables de la gestión económica de la compañía y también con los que gestionan los contenidos, los que deciden los mensajes y las informaciones que se difunden.
Llegado el momento, los agentes del poder financiero subrayan la tesis en torno a la que giran todos sus argumentos: la economía es un juego de opciones "naturales".
A la hora de actuar, el poder financiero no hace ascos a casi nada. Veamos un ejemplo, acaso el más habitual:
Una empresa propietaria de un medio está inmersa en un proyecto (o en un apuro) para el que necesita inversores y estos, inteligentes, aprovechan para establecer lógicos contactos con los responsables de la gestión económica de la compañía y también con los que gestionan los contenidos, los que deciden los mensajes y las informaciones que se difunden.
Llegado el momento, los agentes del poder financiero subrayan la tesis en torno a la que giran todos sus argumentos: la economía es un juego de opciones "naturales".
El objetivo es convencer a los directivos y periodistas con mando en el medio de que tener criterios informativos sanos frena la viabilidad económica y/o reduce los beneficios de la empresa.
¿No pretenderéis que invierta en una empresa que cuestiona esto, aquello y lo de más allá? Esta pregunta jamás es enunciada abiertamente; pero siempre, absolutamente siempre, está implícita en las conversaciones.
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El ego y/o la codicia de las estrellas del periodismo es una bomba de relojería
Nada hay más sencillo que convencer a un periodista relevante --o que cree serlo-- de que su prestigio y/o sus ingresos están vinculados a la viabilidad económica o al aumento de los beneficios.
Nada hay más sencillo que convencer a un periodista relevante --o que cree serlo-- de que su prestigio y/o sus ingresos están vinculados a la viabilidad económica o al aumento de los beneficios.
Aunque el argumento sea falaz el periodista de élite cae habitualmente en la trampa. El ego hace milagros.
Todo ello sin olvidar que los criterios informativos constituyen una amenaza para los periodistas que han convertido su oficio en un trampolín económico, social y/o corporativo.
Pues bien, en esta convocatoria electoral el poder financiero --amén de otros agentes económico-empresariales-- desarrolla una singular campaña "comercial".
El poder financiero de las Españas adolecía de escasos tentáculos informativos en comparación con otros países de Occidente, pero tras años de acumulación de capital ya está a la altura y sabe relacionarse con los medios, tanto con los que se dejan influir como con los que están obligados a aceptar tesis anti-periodísticas para que sus empresas sobrevivan.
El criterio de "negocio" no solo está dominando el pensamiento mediático, no solo en los medios de comunicación la viabilidad económica prima sobre cualquier otra consideración. El pensamiento empresarial ha invadido todos los ámbitos de la sociedad (hasta la iglesia hace marketing en estos tiempos). El problema es que la palabra empresa va asociada a la palabra lucro, si una empresa no produce ganancias no tiene razón de existir y cuando la forma empresarial de hacer las cosas invade áreas como, por ejemplo, el Estado, todo comienza a torcerse ya que la filosofía empresarial, como lo he señalado, busca generar beneficios mientras que el Estado tiene como objetivo prestar servicios de manera no onerosa ya que para prestarlos se financia a través de la recaudación impositiva.
ResponderEliminarAl mismo tiempo, el pensamiento empresarial acepta cosas como la exclusión que un Estado jamás debería aceptar ya que la razón de su existencia es la de evitar que dentro de él exista el desamparo o, al menos, debería ser ese su objetivo.
Sigo sosteniendo que es indispensable redefinir la función del Estado, debemos decidir si aceptamos que el Estado sea un mero protector del capital y de sus intereses para lo cual permite que una mayoría sea explotada en beneficio de una minoría, o si lo que deseamos es alcanzar el bienestar general.
¿Pero cómo acceder a los ciudadanos a través de medios de comunicación en los cuales el interés de sus dueños e inversionistas es mantener el actual status quo? ¿Cómo acceder al poder de cambiar las cosas a través de los representantes políticos que no solo han aceptado la forma de pensar empresarial sino que se sirven de ella sirviendo a las necesidades de las empresas?
El único medio que en la actualidad puede servir para generar una corriente de opinión opuesta a la impulsada por el poder financiero es internet. Es el único resquicio permitido a la libertad de expresión y a la libertad de comunicación.
Un abrazo.