Celac: Latinoamérica debate su futuro y Europa se mira el ombligo

En Europa, en cuanto a información se refiere, esta ha sido la semana del Consejo Europeo celebrado en Bruselas, donde el grupo de líderes más torpe de la historia de la UE se ha arrodillado ante la diosa Austeridad…
¡La que nos espera!

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Sin embargo, en el ámbito internacional y en materia geopolítica, también ha sido la primera semana de vida de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), acontecimiento que tiene, sin duda, mayor relevancia que el cónclave bruselense para todos los países del mundo, incluidos todos los de la UE y en especial España, que además  de ser uno de los más afectados por cuanto ocurre y pueda ocurrir en Latinoamérica tenía dos motivos de peso para relativizar el ombligo europeo y prestar máxima atención a la convocatoria del Sur:

Primero,
porque en Bruselas sólo se celebraba una representación teatral, en línea con las que protagonizan desde hace varios años los gobiernos de la UE cuando tratan asuntos económicos o referidos a las crisis, pues se dedican a marear no una, sino todas las perdices para no tratar los problemas de fondo; ¿cuáles?: la imprescindible reforma (¡regulación!) del sistema financiero y la necesidad de acometer la armonización fiscal, so pena de que el euro siga siendo aprovechado sólo parcialmente y generador de desequilibrios.

Segundo,
porque la creación de la Celac es de especial relevancia geopolítica, no en vano ha sido la primera vez que todos los Estados de Latinoamérica participan (¡33 países habitados por 600 millones de personas!) en una reunión para estudiar su realidad y sus problemas, y además todos los gobiernos acudieron manifestando su intención de crear un organismo estable.
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El amigo del norte no estaba presente 
No menos importante es que Latinoamérica afronte debates de forma autónoma, sin verse obligada a escuchar y atender las lecciones e indicaciones del amigo del norte, que al paso de los años ha convertido la Organización de Estados Americanos (OEA) en una correa de transmisión.

Sin embargo, a este lado del Atlántico el eurocentrismo hace estragos [que crece al mismo ritmo que el atroz territorialismo de los Estados-nación, con Angel Merkel al frente] y la práctica totalidad de los medios han concedido ríos de tinta y largas horas de emisión a la, en el fondo y en la forma, protocolaria reunión de Bruselas. En cambio, la puesta en marcha de la Celac ha sido tratada como uno más de esos asuntos que hay que tocar porque hay que tocarlo todo…

Especialmente incomprensible es que esa actitud rabiosamente eurocentrista haya calado tanto y tanto en la Península Ibérica, pues las sociedades, las culturas y también las economías hispana y lusa están estrechamente vinculadas al pasado y al presente latinoamericano.

¿Tanta palabrería sobre los lazos que nos unen con los pueblos hermanos de América para luego ningunear sus iniciativas, craso error; máxime cuando se unen en torno a un proyecto que puede ser crucial para el futuro de todos, de ellos y de nosotros. ¿O será que la Celac molesta en Europa?, ¿a quiénes molesta?, ¿por qué?

En fin, ahí van unos cuantos enlaces para contribuir humildemente a que la Celac sea valorada como en mi opinión merece:

"Adiós OEA, hola Celac",

"Celac: ¿réquiem para Unasur?",

"Celac: Latinoamérica para los latinoamericanos",

"Cepal se pone a disposición de la Celac" (vídeo),
"La Celac y el silecio pachamamico",

"Nace la Celac, Europa agoniza",

"Nace la Celac, la organización regional americana que excluye a EE UU", y

Wikipedia: Celac.