22 febrero 2012

Naciones Unidas ampara un proyecto que otorga el control de la Red a los Estados

El próximo lunes, 27 de febrero, bajo el paraguas de Naciones Unidas (ONU) se iniciará en Ginebra un proceso de negociación entre representantes gubernamentales cuyo objetivo es consensuar un pacto internacional para imponer una serie de regulaciones, restricciones y peajes económicos a la navegación transnacional por internet (incluidas las redes sociales, lógicamente).
Si fructifica el proyecto, los Estados y también Naciones Unidas tendrán una capacidad de intervención sin precedentes y, a renglón seguido, también participarán en el ágape los grandes consorcios empresariales del sector de las telecomunicaciones. 
En paralelo, los Estados --con independencia de que sean regímenes democráticos o no-- podrán aplicar condiciones de navegación y, además de imponer o permitir el cobro de nuevos cánones o peajes, podrán limitar e incluso vetar la navegación a personas físicas o jurídicas.
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Un proceso largo pero con posibilidades de éxito, salvo que...
El proceso de negociación que se abrirá el próximo lunes a través de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) [la UIT es un organismo adscrito a la ONU] será, previsiblemente, largo y proceloso, pero su éxito es factible a pesar de que ya proliferan las voces tranquilizadoras alegando que fracasará debido a las dificultades que entraña poner de acuerdo a los 193 Estados miembros de la UIT. Sin embargo, elucubraciones y buenismos aparte, lo cierto es que ningún gobierno se ha opuesto al proyecto.
Los principales impulsores de la negociación han sido dos gobiernos que no se distinguen precisamente por su transparencia, China y Rusia. Al margen de consideraciones oportunistas --que las hay--, los poderes públicos de EE UU y de los países socios de la Unión Europea han asumido la propuesta con naturalidad y comprensión...
Tal como relata Robert McDowell en The Wall Stret journal, el proyecto intergubernamental está en fase iniciática, pero si prospera estas serán algunas de sus consecuencias:
* La seguridad cibernética y la protección global de los datos transmitidos pasarán a depender de un organismo internacional controlado por Naciones Unidas y, por tanto, también por los Estados;
* El nuevo organismo, tal como enuncia el proyecto, no sólo podrá aplicar criterios civiles o políticos (incluida la regulación o la restricción de derechos), sino que además impondrá cánones en el tráfico de ámbito transnacional, lo que irremediablemente llevará aparejado que las empresas de telecomunicaciones (las telefónicas) sean autorizadas a imponer nuevas tarifas a las comunicaciones vía internet;
* La UIT asumirá competencias sobre todo cuanto esté relacionado con la mecánica de la Red; pasando a controlar, entre otros aspectos y funciones, la comisión de asignación de dominios y nombres, que actualmente depende de un organismo independiente de los gobiernos que funciona con criterios no empresariales.
* El pacto también otorgará a los gobiernos poder suficiente sobre las entidades que actualmente velan por el buen funcionamiento de la ingeniería que hace posible la Red (Internet Engineering Task Force, Internet Society y demás organizaciones).

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