Hoxe, coa marcha dos cadros de Encontro Irmandiño (EI) remata un dos debates abertos hai xa máis dun ano, tempo durante o que as discrepancias entre as distintas formacións do Bloque Nacionalista Galego (BNG) medraron ata rachar ca unidade da frente.
EI, liderado por Xosé Manuel Beiras, non é a única formación que estaba a estudar a posibilidade de rematar a súa alianza coa Unión do Povo Galego (UPG), partido de raigames marxista-leninistas que ata o de agora controlou o BNG, ben pola súa capacidade organizativa ou ben porque os demáis grupos antepuxeron a unidade á ideoloxía.
No seo de Máis Galiza, de Esquerda Nacionalista e do Partido Nacionalista Galego tamén se debate estes días a posibilidade de saír do BNG debido ao que moitos dos seus militantes están a describir como a "intransixencia" de Alternativa pola Unidade (APU), corrente maioritaría no Bloque, formada pola UPG e os independentes que apoían a os da U --como son coñecidos os cadros do que en rigor é un PC clásico que en grande medida está a aplicar criterios do frentepopulismo.
Nun frente hai moitas posicións... lóxico!
As diferentes sensibilidades e posicións ideolóxicas que sempre existiron no BNG xa crearan enfrentamentos con anterioridade, que foron cada vez máis acres, aínda que relativizados ou agochados durante o liderado de Anxo Quintana e a responsabilidade de ter formado parte do Goberno autonómico.
De feito, na XII asemblea do BNG (2006) un importante e influinte grupo de dirixentes, moitos deles da UPG, apostaran pola conversión do Bloque nun partido convencional e, ao mesmo tempo, aprobáronse os instrumentos para finiquitar o asembleísmo que caracterizou o grande desenvolvemento que tivo a organización durante os anos noventa.
EI, liderado por Xosé Manuel Beiras, non é a única formación que estaba a estudar a posibilidade de rematar a súa alianza coa Unión do Povo Galego (UPG), partido de raigames marxista-leninistas que ata o de agora controlou o BNG, ben pola súa capacidade organizativa ou ben porque os demáis grupos antepuxeron a unidade á ideoloxía.
No seo de Máis Galiza, de Esquerda Nacionalista e do Partido Nacionalista Galego tamén se debate estes días a posibilidade de saír do BNG debido ao que moitos dos seus militantes están a describir como a "intransixencia" de Alternativa pola Unidade (APU), corrente maioritaría no Bloque, formada pola UPG e os independentes que apoían a os da U --como son coñecidos os cadros do que en rigor é un PC clásico que en grande medida está a aplicar criterios do frentepopulismo.
Nun frente hai moitas posicións... lóxico!
As diferentes sensibilidades e posicións ideolóxicas que sempre existiron no BNG xa crearan enfrentamentos con anterioridade, que foron cada vez máis acres, aínda que relativizados ou agochados durante o liderado de Anxo Quintana e a responsabilidade de ter formado parte do Goberno autonómico.
De feito, na XII asemblea do BNG (2006) un importante e influinte grupo de dirixentes, moitos deles da UPG, apostaran pola conversión do Bloque nun partido convencional e, ao mesmo tempo, aprobáronse os instrumentos para finiquitar o asembleísmo que caracterizou o grande desenvolvemento que tivo a organización durante os anos noventa.
«A asemblea do Encontro Irmandiño vén de decidir, por aclamación, a súa escisión do BNG (...) O destino, como recoñece o propio Beiras [conta a crónica de PRAZA PÚBLICA], depende do traballo que agora se vaia poñer en marcha (...) As intervencións que escoitamos na asemblea foron espléndidas --dixo Beiras--, nas que agromaron a necesidade de cambio e de constituir unha frente ampla».
«O futuro dos alcaldes irmandiños que gobernan co apoio de concelleiros da UPG será unha das claves para avaliar a evolución do nacionalismo de cara as eleccións autonómicas [segundo subliña GALICIA CONFIDENCIAL], que serán probablemente este mesmo ano. Os irmadiños parecen apostar por unha nova alianza con outros colectivos nacionalistas e de esquerdas».
MÁIS información, en GALICIA CONFIDENCIAL e PRAZA PÚBLICA.
LIGAZÓN ao texto íntegro da resolución aprobada hoxe na asemblea de EI.
CON ANTERIORIDADE: "A asemblea do BNG oficializou a polémica permanente".
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No es equiparable a los partidos nacionalistas al uso, como son el de centro-derecha vasquista (PNV), el de centro-izquierda catalanista (ERC) o la derecha españolista (PP); ni tampoco es similar a la coalición electoral del centro-derecha catalanista (CiU), pues Convergència y Unió tienen vida orgánica diferenciada pero coinciden en muy alto grado en sus criterios políticos.
Además, todas las organizaciones integradas en el Bloque son de izquierdas, aunque unas más o menos moderadas o radicales que otras; no obstante, en el frente también viven o han vivido centristas e incluso algunos católicos conservadores. En todo caso, desde que se constituyó el frente, el partido con mayor peso organizativo y con más cuadros es la Unión do Povo Galego (UPG), partido marxista-leninista; resumiendo, un PC.
La UPG tiene, pues, una forma determinada de entender la unidad y trabaja como los partidos comunistas clásicos, cuya función es asumir la dirección de las clases trabajadoras y sumar el mayor número posible de aliados. Esa actitud y esos criterios pueden ser discutibles, pero legítimos; máxime en el BNG, pues hasta hace cuatro días los cuadros comunistas fueron los que llevaron el peso de la organización.
Sin embargo, la sociedad gallega ha mudado, es más compleja que en los años sesenta y, además, los problemas socio-económicos que afloraron tras el fin de la dictadura --últimos años setenta y ochenta-- se han enquistado y, unidos a los efectos de la entrada de España en la UE y a los de la globalización, han propiciado que en Galicia se haya generado una aberrante pirámide demográfica y que siga deformándose, fenómeno que sirve para resumir --sin menoscabo de otras taras-- la inminencia de un futuro inquietante.
A medida que pasaban los años y que Galicia mudaba, en el BNG se perfilaban y maduraban las posiciones de todos, excepto las de la UPG, que ya las tenía repensadas y que tras el fracaso en las últimas elecciones autonómicas las ha endurecido.
Hoy, la UPG es resistencialista: rigor ideológico, mecanicismo en la acción política y fidelidad al análisis de una realidad que en gran medida ya no existe.
Por su parte, el resto de formaciones y colectivos han imitado a los juncos y, con mayor o menor acierto, han modulado sus posiciones para que el viento de los cambios les dañara lo menos posible, procurando mantenerse cerca de la sociedad civil.
Es imposible determinar quien tiene la razón porque en política eso no existe, sino que la razón de cada partido o grupo está en función de los fines que persigue. Pero es evidente que el horizonte que dibuja la UPG es inalcanzable --utópico es otra cosa-- y en el corto plazo, escasamente útil y rentable para las personas (luego, también para los votantes).
Por su parte, Encontro Irmandiño y su líder, Xosé Manuel Beiras --que ha asumido gran parte de las tesis del altermundismo--, dibuja el horizonte partiendo de la puerta de casa o sobre las fincas improductivas que rodean las viviendas de los cada vez más escasos pobladores del rural.
En definitiva, la distancia entre los irmandiños y los marxistas de piñón fijo era cada vez mayor y finalmente, insalvable.
Del otro gran protagonista del debate que se vive en el BNG, Máis Galiza --que según dicen es la segunda fuerza en el seno del frente, sólo por detrás de la UPG--, en base a las declaraciones de su dirigente con mayor proyección, Carlos Aymerich, todo indica que se trata de un colectivo galleguista, socialdemócrata y posibilista --quizá demasiado--; por lo que, en principio, sus miembros se entenderían mejor con los irmadiños que con los comunistas.
LIGAZÓN ao texto íntegro da resolución aprobada hoxe na asemblea de EI.
CON ANTERIORIDADE: "A asemblea do BNG oficializou a polémica permanente".
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Aproximación al episodio para los visitantes de ImP no residentes en Galicia
La ruptura del BNG era casi inevitable
De entrada, es preciso subrayar que el BNG es un frente radicalmente singular en la España actual.No es equiparable a los partidos nacionalistas al uso, como son el de centro-derecha vasquista (PNV), el de centro-izquierda catalanista (ERC) o la derecha españolista (PP); ni tampoco es similar a la coalición electoral del centro-derecha catalanista (CiU), pues Convergència y Unió tienen vida orgánica diferenciada pero coinciden en muy alto grado en sus criterios políticos.
Además, todas las organizaciones integradas en el Bloque son de izquierdas, aunque unas más o menos moderadas o radicales que otras; no obstante, en el frente también viven o han vivido centristas e incluso algunos católicos conservadores. En todo caso, desde que se constituyó el frente, el partido con mayor peso organizativo y con más cuadros es la Unión do Povo Galego (UPG), partido marxista-leninista; resumiendo, un PC.
La UPG tiene, pues, una forma determinada de entender la unidad y trabaja como los partidos comunistas clásicos, cuya función es asumir la dirección de las clases trabajadoras y sumar el mayor número posible de aliados. Esa actitud y esos criterios pueden ser discutibles, pero legítimos; máxime en el BNG, pues hasta hace cuatro días los cuadros comunistas fueron los que llevaron el peso de la organización.
Sin embargo, la sociedad gallega ha mudado, es más compleja que en los años sesenta y, además, los problemas socio-económicos que afloraron tras el fin de la dictadura --últimos años setenta y ochenta-- se han enquistado y, unidos a los efectos de la entrada de España en la UE y a los de la globalización, han propiciado que en Galicia se haya generado una aberrante pirámide demográfica y que siga deformándose, fenómeno que sirve para resumir --sin menoscabo de otras taras-- la inminencia de un futuro inquietante.
A medida que pasaban los años y que Galicia mudaba, en el BNG se perfilaban y maduraban las posiciones de todos, excepto las de la UPG, que ya las tenía repensadas y que tras el fracaso en las últimas elecciones autonómicas las ha endurecido.
Hoy, la UPG es resistencialista: rigor ideológico, mecanicismo en la acción política y fidelidad al análisis de una realidad que en gran medida ya no existe.
Por su parte, el resto de formaciones y colectivos han imitado a los juncos y, con mayor o menor acierto, han modulado sus posiciones para que el viento de los cambios les dañara lo menos posible, procurando mantenerse cerca de la sociedad civil.
Es imposible determinar quien tiene la razón porque en política eso no existe, sino que la razón de cada partido o grupo está en función de los fines que persigue. Pero es evidente que el horizonte que dibuja la UPG es inalcanzable --utópico es otra cosa-- y en el corto plazo, escasamente útil y rentable para las personas (luego, también para los votantes).
Por su parte, Encontro Irmandiño y su líder, Xosé Manuel Beiras --que ha asumido gran parte de las tesis del altermundismo--, dibuja el horizonte partiendo de la puerta de casa o sobre las fincas improductivas que rodean las viviendas de los cada vez más escasos pobladores del rural.
En definitiva, la distancia entre los irmandiños y los marxistas de piñón fijo era cada vez mayor y finalmente, insalvable.
Del otro gran protagonista del debate que se vive en el BNG, Máis Galiza --que según dicen es la segunda fuerza en el seno del frente, sólo por detrás de la UPG--, en base a las declaraciones de su dirigente con mayor proyección, Carlos Aymerich, todo indica que se trata de un colectivo galleguista, socialdemócrata y posibilista --quizá demasiado--; por lo que, en principio, sus miembros se entenderían mejor con los irmadiños que con los comunistas.
Non era desexable, foi necesaria. Ágora consenso nacionalista
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