Veamos:
Spanair ha quebrado. Se trata de una empresa cuyo accionariado es mayoritariamente español [ver nota 1] y en el que, por ende, hay presencia sobresaliente de una de las administraciones del Estado, la Generalitat de Catalunya. Sin embargo, esa empresa quiebra y casi todo el mundo [la mayoría de los medios de información también] ha olvidado que el 40 % de las ayudas públicas concedidas por el Estado español a compañías aéreas de bajo coste durante los últimos cinco años fue entregado sólo a una: Ryanair; que en números redondos recibió 100 de los 250 millones de euros destinados a generar movimiento de pasajeros y economía social... o eso dicen.
Spanair ha quebrado. Se trata de una empresa cuyo accionariado es mayoritariamente español [ver nota 1] y en el que, por ende, hay presencia sobresaliente de una de las administraciones del Estado, la Generalitat de Catalunya. Sin embargo, esa empresa quiebra y casi todo el mundo [la mayoría de los medios de información también] ha olvidado que el 40 % de las ayudas públicas concedidas por el Estado español a compañías aéreas de bajo coste durante los últimos cinco años fue entregado sólo a una: Ryanair; que en números redondos recibió 100 de los 250 millones de euros destinados a generar movimiento de pasajeros y economía social... o eso dicen.
La tasa y la cifra citadas (40 % y 100 millones) figuran en el informe de la Comisión Nacional de la Competencia referido al período 2007-2011.
¡Que más da, es dinero público!...
Numerosos gobiernos locales, autonómicos y el central parecen empeñados contra viento y marea en calificar de inversión de futuro la concesión de dinero público a aerolíneas privadas mediante subvenciones, premios u otros artilugios presupuestarios, y lo hacen sin tener en cuenta que esas inversiones sólo tienen retorno --es decir, generan valor añadido y son social y económicamente rentables-- en lugares concretos y en épocas del año determinadas.
Y si se tienen en cuenta las inversiones productivas en aeropuertos como los de Castelló y Ciudad Real el asunto se convierte en una novela negra.
Y si se tienen en cuenta las inversiones productivas en aeropuertos como los de Castelló y Ciudad Real el asunto se convierte en una novela negra.
¡Que más da, es dinero público!...
Hoy, al hundimiento de Spanair se ha sumado el expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) presentado por la dirección de Air Nostrum, otra compañía área española.
A este paso, mañana o pasado y salvo que se ponga coto a tanta imbecilidad, algún alto cargo o mando intermedio del Estado [insisto: Estado son todas las administraciones, las locales, autonómicas y central] tendrá la ocurrencia de entregar dinero a tal o cual empresa alemana vaya usted a saber para qué y con qué justificación, por ejemplo para agradecer a Angela Merkel su contribución a la idiocia económica de Europa.
¡Que más da, es dinero público!...
NOTAS.
1. Lo que se apunta en este post no es consecuencia de un planteamiento españolista, ni mucho menos; tampoco obedece a una concepción nacionalista de la economía. En fin, dejémonos de rodeos: el Estado español debe elegir entre ser imbécil o conducirse con racionalidad, respetando a quienes pagan impuestos y lo mantienen.
2. Real Academia Española de la Lengua:
«Imbécil (Del lat. imbecillis): 1. adj. Alelado, escaso de razón. U. t. c. s. / 2. adj. p. us. Flaco, débil».
DE INTERÉS:
"La táctica de Ryanair para conseguir dinero público", en Expansión.
«Imbécil (Del lat. imbecillis): 1. adj. Alelado, escaso de razón. U. t. c. s. / 2. adj. p. us. Flaco, débil».
DE INTERÉS:
"La táctica de Ryanair para conseguir dinero público", en Expansión.
Creo que el adjetivo tenemos que aplicárnoslo a nosotros mismos, por permitirlo.
ResponderEliminarSi me permites, sugiero leer artículo de Lola Galán, el pais, 5.611, titulado el provocador que manda en Ryanair. Este personaje es el amo, y nadie le para los pies- de momento-. Tenemos lo que nos merecemos?
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