El derecho al voto de los emigrantes es un desmadre. No ya porque su control deje mucho que desear, que también, sino porque en la mayoría de los casos es absurdo y en cierta medida, antidemocrático.
Al igual que en ocasiones precedentes y con motivo de las próximas elecciones municipales, la actualidad política de Galicia --la comunidad española con la tasa de emigrantes más elevada-- pasa por Alemania, Argentina, Francia, Suiza, Uruguay, Venezuela...
Decenas de miles de gallegos que tuvieron que abandonar el país para encontrar trabajo, huir de la miseria o por lo que fuera tienen derecho a votar en los municipios en los que están empadronados como ¡residentes ausentes!, muchos de ellos ausentes desde hace 10, 20 y más años.
En determinados municipios el color político del gobierno local será en gran medida determinado por los emigrados, pues hay geografías del país gallego donde los votantes ausentes constituyen hasta más del 50 % de los empadronados en la circunscripción local, sobre en todo en las menos pobladas.
Sin embargo, los gallegos que emigraron a Madrid, Catalunya o Euskadi, que por tanto siguen viviendo y pagando impuestos en territorio del Estado español, no pueden votar en Galicia; circunstancia que en todo caso es lógica.
Al igual que en ocasiones precedentes y con motivo de las próximas elecciones municipales, la actualidad política de Galicia --la comunidad española con la tasa de emigrantes más elevada-- pasa por Alemania, Argentina, Francia, Suiza, Uruguay, Venezuela...
Decenas de miles de gallegos que tuvieron que abandonar el país para encontrar trabajo, huir de la miseria o por lo que fuera tienen derecho a votar en los municipios en los que están empadronados como ¡residentes ausentes!, muchos de ellos ausentes desde hace 10, 20 y más años.
En determinados municipios el color político del gobierno local será en gran medida determinado por los emigrados, pues hay geografías del país gallego donde los votantes ausentes constituyen hasta más del 50 % de los empadronados en la circunscripción local, sobre en todo en las menos pobladas.
Sin embargo, los gallegos que emigraron a Madrid, Catalunya o Euskadi, que por tanto siguen viviendo y pagando impuestos en territorio del Estado español, no pueden votar en Galicia; circunstancia que en todo caso es lógica.
Más claro: El derecho de sangre se antepone al derecho de tierra de quienes viven, trabajan y pagan impuestos en el territorio, incluidos los inmigrantes extranjeros que trabajan y pagan impuestos ahora y aquí.
Desde un punto de vista democrático y racional, cabe entender que quien reside en el extranjero circunstancialmente porque trabaja para una empresa española siga votando en su lugar de residencia original, en su tierra, pero es de todo punto absurdo que las personas que se afincaron en el extranjero hace 10, 20 o más años, así como sus hijos y nietos pese a que éstos jamás han vivido en la Península, decidan qué hacer con los impuestos recaudados o cómo ordenar el urbanismo de Ourense, Viveiro, Carballo, Lalín o As Pontes.
En Galicia y en toda España todavía hay cosas que está mal visto decir aunque sean ciertas. Esta es una de ellas.
..
..
leí en la voz que el voto emigrante crece cuatro veces más que el del censo gallego. empieza a parecer de risa. y todos los líderes haciendo visitas caza votos. qué vergüenza, de verdad.
ResponderEliminarBueno, en España porque le dan derecho a voto a gente que tiene mucho tiempo fuera y en Venecuba le dan el DNI a gente que no tiene ni el año en el país con tal que votaran por Chávez
ResponderEliminar